El negocio como un cerebro

ElAvance | 20 julio 2024

Por Arturo López Valerio

La inteligencia artificial ha cautivado la imaginación de muchos, evocando imágenes de supercomputadoras con asistentes personales, máquinas capaces de pensamiento creativo e incluso escenas propias de películas de ciencia ficción. Aunque la realidad actual de la inteligencia artificial no es tan futurista como estas representaciones, se encuentra en una etapa avanzada de desarrollo que no está muy lejos de ellas.

Según el reporte del mercado de tecnologías de IA de la firma Tabuga, este mercado es vasto, ascendiendo a alrededor de 200 mil millones de dólares estadounidenses en 2023 y se espera que crezca mucho más allá de eso a más de 1.8 billones de dólares estadounidenses para 2030.

Un enfoque emergente es considerar a la empresa como un negocio neuronal, una metáfora inspirada en los recientes avances científicos en la comprensión del cerebro humano.

En el libro “Genius Makers” de Cade Metz, se destaca cómo Google y el proyecto DeepMind iniciaron la tendencia para que la IA aprendiera como el cerebro humano. DeepMind, conocido por sus avances en inteligencia artificial, adoptó un enfoque inspirado en las redes neuronales del cerebro para desarrollar sistemas que pudieran aprender y adaptarse de manera autónoma.

Este enfoque ha influido significativamente en cómo las empresas ven la integración de la IA en sus operaciones, promoviendo la idea de que, al igual que el cerebro humano, las organizaciones deben ser capaces de adaptarse y evolucionar continuamente.

Rodney Zemmel, socio principal de McKinsey, explicó en su podcast que al igual que el cerebro humano, las empresas deben estar conectadas de manera intrincada, permitiendo que todas las partes trabajen juntas de manera eficiente. Zemmel menciona que los avances científicos recientes han permitido visualizar el conectoma del cerebro, revelando una arquitectura compleja donde todo está interconectado. Esta metáfora se contrasta con el modelo tradicional de la empresa como un árbol jerárquico, donde las conexiones entre las distintas partes son limitadas.

Para que una empresa funcione como un cerebro, debe fomentar conexiones efectivas entre sus distintas partes. Esto implica permitir que los equipos trabajen de manera autónoma pero alineada con los objetivos generales de la organización. Zemmel señala que es fundamental tener patrones y estructuras comunes que optimicen la eficiencia y permitan que los equipos se formen y reformen sin caos.

La reutilización de patrones comunes y el reconocimiento de estos patrones permiten a las empresas operar de manera más eficiente y efectiva.

Implementar con éxito este modelo neuronal requiere un marco de gobernanza evolucionado. Por esta razón es que siempre recalcamos la importancia de capacitar y reentrenar al personal para trabajar en este nuevo modelo, asegurando que los equipos tengan la autonomía necesaria para alcanzar sus objetivos comerciales específicos, mientras se adhieren a las reglas y utilizan los servicios de una plataforma central.

Adoptar la metáfora del negocio neuronal puede transformar la forma en que las empresas operan, permitiéndoles ser más ágiles, escalables y eficientes. Al igual que un cerebro, una empresa debe estar interconectada, con equipos autónomos pero alineados que trabajen hacia objetivos comunes. Esta transformación requiere un compromiso con la capacitación continua, la gobernanza efectiva y la adopción de nuevas tecnologías de manera estratégica.

La realidad para los negocios dominicanos es que la formación online es clave para cerrar las brechas de conocimiento empresarial sobre la inteligencia artificial. Aunque observamos una tendencia incipiente de inversión en educación online en el país, se prevé que esta solo alcanzará los 61.62 millones de dólares en 2024. Para quienes comprenden la importancia de esta inversión, la penetración de los usuarios en el mercado de la educación en línea será del 15.5 % este año.

Hacemos un llamado al tejido empresarial nacional para que empiece a explorar y experimentar invirtiendo en educación formal sobre IA. Las charlas y los eventos no depositan conocimiento residual en las organizaciones; son útiles para señalar una tendencia, pero solo alimentan la verborrea.

Invito a los empresarios locales a adoptar esta nueva metáfora organizacional, visualizando sus empresas como un cerebro que necesita alimentarse. Comience hoy a preparar a sus empresas para liderar en la era digital del mañana.

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