Una realidad difícil

La corrupción dentro de cualquier sociedad es un problema crítico que impide el desarrollo sostenible, genera injusticias sociales, provoca crisis, desincentiva la inversión extranjera y debilita el estado de derecho. Sin embargo, el dominicano tolera esta situación mientras se “resuelvan” necesidades y se logren obras que ayuden en el día a día, según los resultados de la Encuesta de Cultura Democrática, realizada por sugerencia del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD).

Esta realidad debe ser un llamado a la optimización del Estado. La alta burocracia ralentiza procesos y crea cuellos de botella, lo que permite que terceros se pongan “creativos” para buscar agilizar solicitudes y trámites.

Este es uno de los grandes retos que enfrenta el Estado dominicano y que será vital en la creación de una cultura anticorrupción. Pero para lograr esto, el propio Estado debe ser más eficiente en su operación, menos burocrático y debe hacer sentir al ciudadano que los trabajos se están realizando sin obstáculos y en tiempos relativamente cortos.

Los datos ofrecidos por el MEPyD reflejan la realidad de esta y cualquier sociedad: una en la que sus ciudadanos quieren soluciones, y las quieren rápido.