Un Legado Constitucional

La nueva Constitución dominicana, que limita a dos períodos consecutivos la presidencia, marca un avance crucial para la democracia y la estabilidad política del país. Esta reforma, impulsada por el mismo presidente Abinader, garantiza la alternabilidad en el poder y previene la concentración de autoridad en una sola figura, y evitando que la angurria por el poder lleve a un individuo a creerse indispensable para el futuro del país; un mal que por décadas aún se ha mantenido como una sombra detrás de todos los que llegan al poder.

Esta nueva limitación presidencial genera confianza tanto en la ciudadanía como en la comunidad internacional. Esta certeza política refuerza la estabilidad social y económica, atrayendo a inversionistas y fortaleciendo la relación con instituciones financieras globales, que ven en la República Dominicana un entorno seguro para el desarrollo a largo plazo. Este tipo de percepción y realidad es lo que permite a los países salir adelante y desarrollarse de manera constante.

También, con esta Constitución se fomenta el surgimiento de nuevos liderazgos y una mayor participación ciudadana, elementos esenciales para el crecimiento de una democracia sólida. La era de ver las mismas caras batallando por el poder será cosa del pasado. La historia se encargará de evaluar las decisiones del presidente Abinader, pero esta Constitución será uno de sus grandes legados, un compromiso con un futuro próspero y democrático para el país y las próximas generaciones.