Francia se paraliza por masivas protestas contra recortes sociales: renuncia el primer ministro

ElAvance | 10 septiembre 2025

París.-Francia enfrenta una ola de protestas masivas bajo el lema "Bloqueemos todo", que busca paralizar al país como respuesta al anunciado plan de recortes al gasto público. Las manifestaciones se han extendido por ciudades como París, Marsella, Lyon, Toulouse y Rennes, con la participación de decenas de miles de personas, lo que ha generado graves disturbios y enfrentamientos con la Policía, que recurrió a gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.

El detonante fue el proyecto de presupuesto para 2026, presentado por el ahora ex primer ministro François Bayrou, que proponía una reducción de 44.000 millones de euros en el gasto público para frenar el déficit y la deuda nacional. La impopular propuesta, discutida desde el verano, provocó una fuerte reacción social que terminó con la dimisión de Bayrou y el nombramiento del ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, como nuevo jefe de Gobierno.

Aunque las protestas comenzaron por el ajuste fiscal, las demandas se han ampliado hacia una crítica generalizada al sistema político francés. Manifestantes denuncian inequidad social, privilegios a grandes empresas y la erosión del Estado de bienestar. Algunos incluso exigen una reforma constitucional, la renuncia del presidente Emmanuel Macron, y un aumento de impuestos a los más ricos.

El movimiento, que no está ligado a partidos ni sindicatos, ha sido impulsado desde redes sociales y plataformas como Telegram, donde las etiquetas #10deseptiembre y consignas como "boicot, desobediencia y solidaridad" se han viralizado. El fundador de Telegram, Pavel Dúrov, expresó su apoyo al uso de la plataforma como herramienta de movilización.

Las autoridades advierten que el movimiento podría afectar gravemente el funcionamiento de servicios clave, como aeropuertos, transporte público, hospitales, fábricas y refinerías, con una participación esperada de hasta 100.000 personas en todo el país.

Francia se enfrenta así a un nuevo ciclo de inestabilidad política y social, con un creciente malestar ciudadano frente a las políticas de austeridad del Gobierno y la percepción de una democracia que no responde a las necesidades de su población.