El tira y jala de la educación

Si algo ha sido constante en el sector educativo dominicano es la tensión y los desacuerdos entre el Ministerio de Educación (MINERD) y la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), una relación marcada por intereses individuales que han relegado a un segundo plano lo verdaderamente importante: la educación y sus estudiantes.

La ADP, como todo gremio, tiene la legítima función de velar por los intereses, mejoras y protección de sus miembros, lo cual es comprensible. Sin embargo, ha priorizado esos intereses gremiales sobre su misión principal: garantizar una educación de calidad y formar a las próximas generaciones que sostendrán el desarrollo continuo del país. Por otro lado, el MINERD, a pesar de contar con el mayor presupuesto de todos los ministerios, gracias al 4% del PIB destinado a la educación, sigue mostrando pocos resultados tangibles. Con cada cambio de incumbente, la planificación y coordinación del ministerio parecen reiniciarse, llevando a la educación a un estado inicial y perpetuando su rezago.

La dinámica entre ambas instituciones se ha convertido en un ciclo vicioso: el MINERD propone una acción, la ADP se queja y amenaza con paros de docencia. Este patrón se repite varias veces al año, perjudicando principalmente a los estudiantes. Los maestros tienen un rol fundamental en el desarrollo del país; son guías y formadores de las futuras generaciones. Sin embargo, al abandonar las aulas para priorizar intereses particulares, los más afectados son los estudiantes. Mientras tanto, el MINERD debe comprometerse con una planificación a largo plazo que no se reinicie con cada nueva gestión. Hasta que ambas instituciones no rompan este ciclo, la educación dominicana continuará en el estado de rezago en el que se encuentra.