El futuro de la República Dominicana

El trabajo de todo gobernante es proteger a su pueblo y asegurar el desarrollo durante y después de su gestión. Para ello, es necesario tomar decisiones poco populares, pero indispensables. Ese es el caso de la actual reforma fiscal propuesta por el gobierno del presidente Luis Abinader, una reforma económicamente necesaria, aunque un reto para la imagen política.

A través del ajuste tributario presentado, el Estado no solo busca aumentar las recaudaciones, sino evitar que el país continúe tomando dinero prestado para ejecutar proyectos clave, como la modernización del sistema de transporte, la mejora del sector salud y el fortalecimiento de las infraestructuras. Estos pilares son esenciales para el bienestar de los ciudadanos y la competitividad del país.

Seguir dependiendo de préstamos no es una solución viable ni sostenible a largo plazo. Esta reforma es crucial para generar los recursos internos que permitan financiar obras importantes sin aumentar la deuda. Además, busca crear un sistema fiscal más justo y equilibrado.

Debemos evitar a toda costa llegar al caos y la crisis de países como Venezuela o Nicaragua, que enfrentan graves crisis políticas y económicas. El futuro de nuestra economía depende de decisiones difíciles como esta. Esta reforma debe verse desde una perspectiva colectiva, no individual, para asegurar la estabilidad de las próximas generaciones.