¿Dónde está nuestra atención?

Mientras nuestra región y el resto del mundo enfrentan tensiones geopolíticas crecientes, crisis climáticas que nos obligan a sacar lo mejor de cada país en medio de las devastaciones, y la lucha que se mantiene en Latinoamérica por mantener la estabilidad democrática, en nuestro país la clase política anda distraída y enfocada en lo superficial. El tema de la Cumbre de las Américas, que debe ser tratado con la importancia internacional que conlleva, pero que la clase política opositora ha decidido poner su atención en lo micro, en una orden de compra del evento que se ha pospuesto para el 2026.

La política, entendida como instrumento de transformación y servicio, ha sido reemplazada por un espectáculo de trivialidades donde muchos prefieren la crítica fácil al compromiso responsable. Resulta preocupante ver cómo sectores de la oposición invierten su tiempo en temas menores, y hasta estériles, en lugar de articular propuestas que contribuyan al desarrollo nacional. Este tipo de actitudes no suma, ni construye, ni inspira; más bien, profundiza el desencanto ciudadano y aleja la política del propósito que debe tener, de servir al bien común.

La República Dominicana necesita una clase política que mire hacia adelante, que entienda el momento histórico que vivimos y que actúe con madurez ante los desafíos globales. Los dominicanos esperan soluciones, no distracciones; compromiso, no confrontación vacía.