Hora de depurar los partidos

La política dominicana enfrenta muchos desafíos -siempre los ha tenido-; sin embargo, el reciente tema de que figuras electas o militantes han sido vinculadas al narcotráfico o al comercio ilícito es preocupante. Aunque algunos intenten decir que es problema de una sola organización, demuestra la irresponsabilidad de los mismos actores políticos que están llamados a fortalecer su sector. Lo cierto es que la infiltración del crimen organizado en la vida partidaria es un riesgo sistémico que amenaza la institucionalidad y la confianza pública. Por eso, la discusión no debe centrarse en quién tiene “más casos”, sino en cómo toda la clase política fortalecerá sus filtros y mecanismos de depuración para impedir que estructuras criminales encuentren refugio en el poder.

Las lecciones están ahí, dolorosas y cercanas. América Latina ha vivido los efectos devastadores de permitir que las mafias entren a la política, ciudades capturadas, instituciones arrodilladas y sociedades enteras sometidas por grupos criminales. Venezuela, Colombia, México, Guatemala y Honduras pagaron un precio muy alto por tolerar grietas en sus partidos y por no blindar el sistema a tiempo. La República Dominicana no puede caminar ese mismo sendero.

Hay que reconocer que estamos hablando de este tema porque el Estado dominicano ha mostrado una postura firme. En los últimos cinco años, las autoridades han perseguido redes criminales sin mirar colores partidarios, llevando a la justicia a diputados, alcaldes, regidores y figuras públicas vinculadas a operaciones ilícitas. Esta acción contundente envía un mensaje claro de que en la República Dominicana ya no hay espacio para la impunidad política disfrazada de influencia.

Ahora le toca a todos los partidos políticos fortalecer sus controles internos.