Populismo dañino

La política de los últimos años ha sufrido una transformación marcada por la inmediatez, el espectáculo y el discurso fácil. Los discursos populistas, aquellos que prometen soluciones simples a problemas complejos, han ganado terreno a nivel global, y República Dominicana no ha estado exenta de esto. Este modelo ha tomado fuerza por lo atractivo que es para las masas, genera titulares llamativos, conecta emocionalmente con sectores de la población, pero también debilita la capacidad del Estado de aplicar políticas sostenibles y realistas.

Además, el populismo apela al descontento y al sentimiento de exclusión, dividiendo a la sociedad entre bandos, "ellos y nosotros"; un discurso de división. Pero la historia ha demostrado que esta forma de comunicación política rara vez ofrece resultados reales. El arte de gobernar requiere de planificación, diálogo y responsabilidad, no solo basta con el carisma y frases que enciendan los ánimos. Gobernar requiere tomar decisiones impopulares, pero necesarias. Cuando se reemplaza la gestión técnica por la retórica, el país retrocede, las políticas públicas se improvisan y la polarización se convierte en el lenguaje común.

Para evitar continuar en este camino, es momento de que la clase política, sin distinción de ideologías, reduzca el tono del enfrentamiento y apueste por un discurso más serio, responsable y conectado con la realidad. Debemos de apostar a la unión para la solución de los problemas, ver el panorama global como es, apostar al discurso de soluciones y no a la descalificación de los demás. El país y la ciudadanía necesitan recuperar la confianza en la clase política.