La Cumbre, un reflejo de estabilidad

La celebración de la X Cumbre de las Américas en la República Dominicana envía varios mensajes: no solo se trata de un evento diplomático de gran magnitud, sino también de un reconocimiento al país como referente de estabilidad, democracia y progreso en la región. Esto cobra aún más relevancia en un contexto de tensiones políticas globales, guerras, competencia comercial y retrocesos democráticos. Que el hemisferio elija a nuestro país como sede es una señal inequívoca de confianza en su institucionalidad, liderazgo y compromiso con los valores universales.

El presidente Luis Abinader envió un mensaje claro a los líderes que asistirán, y a quienes, por diferencias políticas, han decidido ausentarse, la Cumbre será el escenario para conversar sobre las “3D”: diálogo, democracia y derechos humanos, tres pilares que definen el espíritu del encuentro y la brújula política del gobierno dominicano. La administración Abinader ha mantenido posturas firmes frente a regímenes autoritarios y ha defendido los principios democráticos sin ambigüedades. Esa coherencia le ha otorgado al país respeto y protagonismo en el tablero político global.

Si bien la exclusión de gobiernos que violan derechos humanos ha generado debates, esta decisión reafirma el compromiso moral de la nación con los valores que sustentan las democracias modernas. En una era de polarización que amenaza la convivencia, la República Dominicana se erige como un faro de equilibrio, desarrollo y defensa de las libertades. Un país que, desde su ejemplo, demuestra que la estabilidad política y el respeto a la democracia siguen siendo la ruta más segura hacia el progreso.