Parqueos: entre la multa y la imposibilidad

La reciente medida de imponer multas por montos de RD$5,000 a quienes se estacionen mal ha sido una acción pendiente y necesaria, en la que en cualquier sociedad organizada esto es algo de rutina. Sin embargo, aunque es bien intencionada, esta disposición choca de frente con una realidad evidente: en la capital tenemos más vehículos que espacios formales para estacionarlos. Penalizar sin haber resuelto previamente el problema de fondo resulta injusto.

La escasez de parqueos es un tema estructural. En barrios residenciales, zonas comerciales e incluso áreas institucionales, los ciudadanos se ven obligados a improvisar por falta de opciones viables. Mientras no se construyan más parqueos públicos accesibles, edificios multipisos en puntos estratégicos de mucha densidad poblacional, y se regulen de forma coherente los estacionamientos privados, seguirán los vehículos ocupando aceras, esquinas y espacios prohibidos. Basta con transitar por zonas como Gascue y ver como la falta de espacio ha llevado a la violación de todas las reglas de estacionamientos en las calles.

Ordenar el tránsito es un objetivo loable y necesario. Pero sin soluciones integrales y alternativas reales, las multas terminan castigando a quienes no tienen opción. Santo Domingo no puede seguir creciendo de forma desordenada. Necesitamos planificación, inversión en infraestructura y un modelo de ciudad pensado en sus ciudadanos.