¿Políticos o “Influencers”?

Durante los últimos meses hemos visto cómo diversos políticos y funcionarios han caído en “la trampa de las redes sociales,” un espacio donde los “likes” y “views” se han convertido en su prioridad, considerando estas métricas como la definición de éxito en su gestión. En lugar de utilizar sus plataformas para comunicar con la seriedad y profundidad que sus funciones ameritan, han decidido intentar ser “influencers” de la esfera digital, lo que ha resultado en una comunicación que carece de contenido sustancial, donde la falta de profundidad se ha convertido en el verdadero protagonista de sus publicaciones.

Esta tendencia de utilizar los canales sociales para mensajes ligeros y vacíos convierte a los políticos en una especie de brújula desorientada, sin rumbo, completamente desviada de sus funciones reales y desconectada de las necesidades de la ciudadanía. En tiempos en los que estos canales digitales deberían acercar a los funcionarios a la población, están logrando el efecto contrario.

La falta de una comunicación coherente y seria por parte de los funcionarios solo ha servido para crear una serie de crisis innecesarias y ha mermado la credibilidad tanto de los políticos como de las instituciones que dirigen. Esta trivialización de la política es un “lujo” que los servidores públicos no pueden permitirse.