México-Ecuador: rechazo a un proceder temerario

Victor Herasme | 08 abril 2024

Improcedente, injustificable y contraria al derecho internacional. Estos calificativos sintetizan en forma precisa la disposición adoptada el pasado viernes por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, mediante la cual ordenó a policías de su país irrumpir en la embajada de México ubicada en Quito, la capital del país suramericano, con el objetivo de arrestar al ex vicepresidente de esa nación, Jorge Glas.

La reacción del gobierno mexicano ante esta acción, violenta y temeraria, no se hizo esperar. El presidente Andrés Manuel López Obrador suspendió las relaciones diplomáticas entre los dos países latinoamericanos.

La orden acatada por los agentes ecuatorianos es una abierta violación a la Convención de Viena de 1961, la cual establece en su artíulo 22 que: “Los locales de la misión son inviolables y los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión”.

En este caso particular, el jefe de misión mexicana en Quito, Roberto Canseco, nunca autorizó la incursión y por el contrario, reaccionó indignado cuando los policías de Ecuador penetraron a la embajada y arrestaron de manera intempestiva al ex vicepresidente Glas.

Además de lamentar la ruptura de las relaciones diplomáticas entre dos países hermanos de América Latina, es preciso señalar que este hecho constituye un precedente altamente negativo, pues hasta ahora se daba como un hecho el respeto que las naciones civilizadas del mundo debían mantener con relación a las delegaciones y las sedes diplomáticas ubicadas en sus territorios.

El fundador de Wikileaks, Julian Assange, es un ejemplo de esta realidad. El programador, periodista y activista de Internet australiano, permaneció durante siete años, casualmente en la embajada de Ecuador en Londres, Inglaterra y a las autoridades de ese país nunca se les ocurrió irrumpir en ese espacio.

Assange, acusado por Estados Unidos de difundir material clasificado y cables diplomáticos, se asiló en la embajada ecuatoriana ubicada en la capital inglesa en el año 2012 y no fue hasta el 2019 cuando agentes de Scotland Yard penetraron al lugar y lo arrestaron, solo después de recibir la autorización del presidente de Ecuador en ese momento, Lenín Moreno.

Aunque el joven presidente ecuatoriano Daniel Novoa, justificó su decisión alegando que Jorge Glas es un prófugo de la justicia de su país, porque sobre él pesan acusaciones de corrupción y considerando que las sedes diplomáticas no pueden ser refugios para personas con este tipo de imputaciones, aún así entendemos que se cometió un exabrupto injustificable.

En tal sentido, nos sumamos al rechazo que tanto la República Dominicana como otras naciones de la región han expresado ante esta violación a la soberanía mexicana.

Entendemos que el mayor peligro que puede implicar un accionar de esta naturaleza es el efecto imitación, lo que pudiera retrotraer a América Latina y al mundo a épocas afortunadamente superadas.