Un mundo de reglas no escritas

ElAvance | 29 octubre 2025

Orlando Jorge Villegas 

En una entrevista reciente con el Financial Times, el primer ministro de Singapur, Laurence Wong, comentó una realidad indiscutible: vivimos en un mundo donde las reglas del pasado ya no aplican y las nuevas aún no están escritas. Quien no entienda esa frase, no entiende la geopolítica actual. En Occidente ya no estamos frente a una dicotomía clásica de izquierda y derecha; lo que tenemos es un eje populista-proteccionista versus un eje liberal-globalista. En ambos hay líderes de izquierda y de derecha. Brasil, por ejemplo, gobernado por una izquierda pragmática, es de los países más proteccionistas del planeta; pregúnten por nuestro ron y nuestro tabaco y los aranceles que enfrentan en dicho país. En Estados Unidos, Trump —a quien siempre he considerado un político extraordinariamente pragmático y eficaz para mercadear su nicho— aplica también políticas proteccionistas con un envoltorio populista y llano que ha conectado mucho más que discursos anteriores más teóricos y convencionales.

Mientras tanto, en Oriente operan lógicas distintas: Rusia, China y varias monarquías árabes tienen estructuras de poder más estables, sin el desgaste del debate permanente. Y, aunque no compartamos sus modelos, avanzan con decisiones rápidas mientras Occidente se enreda en discusiones estériles. Esa es mi preocupación: perdemos tiempo en peleas de superficie y dejamos de resolver lo esencial.

Tras la Guerra Fría, la diplomacia se apoyó en procedimientos previsibles. Hoy, muchas puertas se abren por backchannels y redes de afinidad política. Lo escribí hace años: el eje MAGA articuló liderazgos que hoy gobiernan —Meloni en Italia, Milei en Argentina, Bukele en El Salvador— y ya operan como bloque. Si no eres de su grupo, te tratan como a un externo. La diplomacia tradicional perdió tracción y a varios les dolerá admitirlo. A esto hay que sumar el desgaste de organismos que deberían arbitrar conflictos: por ejemplo la ONU, que luce cada vez más inoperante..

¿Qué implica todo esto para la República Dominicana? Debemos actualizarnos sin complejos.Dejar la consigna y abrazar el pragmatismo. En Occidente hemos perdido tracción por falta de coherencia: mientras nos imponemos “programas” y checklists, no miramos con suficiente atención lo que hacen China, Rusia y las monarquías del Golfo, como si no nos afectara. Sí nos afecta—y en cadena: precios, rutas, logística, insumos, manufactura, empleo. Por eso nuestra diplomacia no puede ser ideológica sino de interés nacional: ¿qué le conviene al país y por qué? No hay espacio para tibiezas: en un mundo que se radicaliza, los liderazgos ambiguos pierden. O nos alineamos de lleno cuando convenga para capturar beneficios, o gestionamos una no-polarización inteligente que maximice opciones; pero con claridad, tiempos y mensajes consistentes. En síntesis: menos discurso, más estrategia y resultados.

En un mundo de reglas no escritas, sobrevive quien entiende el tablero y actúa con velocidad y criterio. Esa debe ser nuestra brújula.