Trump denuncia crímenes contra granjeros blancos en Sudáfrica durante la visita del presidente de ese país a la Casa Blanca

Victor Herasme | 21 mayo 2025

Washington, EE.UU.-Durante un encuentro en la Casa Blanca, el expresidente estadounidense Donald Trump protagonizó un momento inesperado al presentar al presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, una serie de videos que, según él, prueban un supuesto “genocidio blanco” en Sudáfrica. Ramaphosa, visiblemente desconcertado, comentó tras observar el material: “Me gustaría saber de dónde viene esto, porque nunca había visto estos videos”.

Trump afirmó que los videos muestran a líderes comunistas sudafricanos entonando cánticos violentos contra granjeros blancos. Para reforzar su punto, bajó las luces de la Oficina Oval y proyectó una grabación en la que un político sudafricano interpretaba una canción anti-apartheid con letras que incitaban a “matar al granjero”. “Estas personas son funcionarios públicos que están promoviendo la violencia y la expropiación de tierras”, aseguró Trump.

Además, mostró titulares de noticias y artículos recientes que, según él, evidencian ataques sistemáticos a la población blanca en zonas rurales del país. “Aquí dice que una pareja blanca fue brutalmente atacada. Y en este otro artículo, se habla de múltiples entierros: todos son granjeros blancos”, insistió.

Ramaphosa, en respuesta, aclaró que los discursos citados por Trump no reflejan la postura oficial de su gobierno. “Vivimos en una democracia multipartidista donde se permite la libertad de expresión, incluso a grupos minoritarios con posturas radicales que no representan al Estado”, sostuvo. También recalcó que las políticas sudafricanas no promueven la violencia ni la expropiación forzada.

Pese a ello, la administración Trump ha tomado medidas drásticas. En febrero, Trump firmó una orden ejecutiva suspendiendo la financiación a Sudáfrica, acusando a su gobierno de aplicar políticas discriminatorias contra los blancos y de mantener alianzas con países y grupos considerados adversarios de EE. UU., como Irán y Hamas.

Los expertos en seguridad sudafricanos rechazan las acusaciones de genocidio, señalando que, si bien existe una alta tasa de criminalidad en áreas rurales, no hay evidencia de que los ataques se dirijan específicamente contra granjeros blancos. Las invasiones y delitos violentos afectan a agricultores de todas las razas.

El debate también ha sido alimentado por figuras influyentes como Elon Musk —nacido en Sudáfrica—, quien ha denunciado las políticas de acción afirmativa del país por considerarlas discriminatorias hacia los blancos. Musk incluso ha declarado que su empresa Starlink no ha podido operar en Sudáfrica porque no cumple con la legislación que exige que al menos el 30% de las empresas de telecomunicaciones estén en manos de accionistas negros u otros grupos históricamente marginados.

Sudáfrica defiende esta normativa como parte de su compromiso por reparar las desigualdades estructurales heredadas del apartheid, el sistema de segregación racial que dominó el país hasta 1994.

La visita de Ramaphosa a Washington intentaba precisamente mejorar la relación bilateral, que atraviesa uno de sus momentos más frágiles desde el fin del apartheid. Como parte de su estrategia diplomática, incluyó en su delegación a figuras populares como los golfistas Ernie Els y Retief Goosen, y al empresario Johann Rupert, reconocido por su cercanía con el sector afrikaner.

Sin embargo, el clima fue tenso. Ramaphosa parecía decidido a evitar un desencuentro tan hostil como el que vivió el presidente ucraniano Volodimir Zelensky en febrero, cuando Trump y su vicepresidente JD Vance lo presionaron públicamente antes de pedirle que abandonara la Casa Blanca.

La visita terminó marcada por fuertes diferencias ideológicas y una creciente desconfianza. Como resumió el senador Marco Rubio durante una audiencia en el Senado: “Cuando un país está sistemáticamente desalineado con Estados Unidos en tema tras tema, uno debe sacar conclusiones”.

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