El uso de "vapes" puede aumentar el riesgo de exposición al plomo y al uranio

Max Herrera | 30 abril 2024

Estados Unidos.- El "vapeo" frecuente podría aumentar el riesgo de exposición al plomo y al uranio, lo que podría dañar el desarrollo del cerebro y los órganos, según sugiere una investigación publicada en la revista Tobacco Control por el Centro Médico de la Universidad de Nebraska, en EEUU. Los hallazgos subrayan la necesidad de implementar regulaciones y esfuerzos de prevención dirigidos a los adolescentes, enfatizan los investigadores.

Se han identificado ciertos metales en los aerosoles y líquidos de los cigarrillos electrónicos. Su absorción es especialmente dañina durante los períodos de desarrollo, dicen los investigadores, citando investigaciones que muestran que niveles elevados de exposición están relacionados con deterioro cognitivo, alteraciones del comportamiento, complicaciones respiratorias, cáncer y enfermedades cardiovasculares en los niños.

Lo preocupante es que vapear es especialmente popular entre adolescentes. Según una encuesta realizada por la Sociedad Española de Medicina de Familia en 2023, el 19,2% de los jóvenes de 14 a 18 años fuma o consume algún derivado del tabaco, siendo los vapeadores lo que utilizan uno de cada cinco. Les siguen las cachimbas, que emplean el 14,3%; y los cigarrillos convencionales, por los que se decantan un 13,1%.

El estudio

Los investigadores querían descubrir si los niveles de metales potencialmente tóxicos podrían estar asociados con la frecuencia de vapeo y si el sabor podría influir. Para el estudio, que se inició entre 2018 y 2019, participaron 1.607 adolescentes de entre 13 y 17 años. Después de las exclusiones, se incluyeron 200 vapeadores en el análisis final.

Antes de comenzar, se analizaron sus muestras de orina para detectar la presencia de cadmio, plomo y uranio, y la frecuencia de vapeo se designó como ocasional (uno a cinco días/mes), intermitente (seis a 19 días) y frecuente (más de 20 días).

Los sabores de vapeo se agruparon en cuatro categorías mutuamente excluyentes: mentol o menta; fruta; dulces, como chocolate o postres; y otros, como tabaco, clavo o especias, y bebidas alcohólicas o no alcohólicas. Entre los 200 vapeadores exclusivos, 65 reportaron uso ocasional, 45 intermitente y 81 uso frecuente y faltaba información sobre la frecuencia en los nueve restantes. En cuanto a sabores, uno de cada tres vapeadores dijo que usaba sabores mentol/menta; la mitad prefería los sabores de frutas; poco más del 15% optaba por sabores dulces; y un 2% usaba otros sabores.

El análisis de las muestras de orina mostró que los niveles de plomo eran un 40% más altos entre los vapeadores intermitentes y un 30% más altos entre los vapeadores frecuentes respecto a los vapeadores ocasionales. Los niveles de uranio en orina también fueron dos veces más altos entre quienes vapeaban frecuentemente y quienes lo hacían de manera ocasional.

La comparación de los tipos de sabores indicó niveles de uranio un 90% más altos entre los vapeadores que preferían los sabores dulces que entre los que optaban por mentol/menta. Sin embargo, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en los niveles de cadmio en orina entre la frecuencia de vapeo o los tipos de sabor.

Aunque los niveles urinarios indican una exposición crónica, se evaluaron solo en un momento determinado, además de que la presencia de uranio en la orina puede ser atribuible a diversas fuentes

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