REIMAGINANDO SANTO DOMINGO

ElAvance | 23 julio 2025

Orlando Jorge Villegas.

La ciudad de Santo Domingo, metrópolis por excelencia de la República Dominicana, ha sufrido grandes transformaciones desde que se concibió como una provincia con diferentes municipios. En el caso particular del Distrito Nacional, su creación como municipio permitió que desde el poder municipal, se atendiera exclusivamente su territorio, y desde el Poder Ejecutivo, se invirtieran en distintas obras, principalmente viales, de acorde a las necesidades de la sociedad capitaleña del momento, especialmente en el polígono central. 

La realidad de la capital hoy en día es mucho más compleja que hace 23 años, cuando se dividió el gran Santo Domingo. Su densidad poblacional y dinamismo económico han colapsado (para bien y para mal) el Distrito Nacional. Desde el interior vienen aquellos que buscan emprender sueños estudiando o trabajando; desde los otros municipios de la provincia hay quienes pasan sus días más en él que en sus territorios; su riqueza cultural, histórica y gastronómica atrae miles de turistas…

De esa misma forma, muchos capitaleños han decidido migrar a otras ciudades del país, como es el caso de Punta Cana, buscando mejor calidad de vida. Les resulta cómodo venir dos o tres días a la semana a trabajar a Santo Domingo, y luego pasar el resto de la semana entre la brisa de la playa y el olor a mar. 

Ante esa realidad, este gobierno, al igual que la gestión de la actual alcaldesa, Carolina Mejía, han buscado diferentes soluciones y alternativas para una ciudad cuyo crecimiento económico y dinámica social han permeado la calidad de vida del ciudadano. El tránsito es quizás el principal dolor de cabeza de los capitaleños. De ahí se extrapolan otros dolores. 

Las medidas que recientemente ha presentado y ejecutado el gobierno del presidente Luis Abinader para mejorar la situación vial del Distrito Nacional, fueron recibidas con escepticismo por gran parte de la ciudadanía. Quizás hubo oportunidades de mejora a nivel de comunicación, pero lo cierto es que el plan “RD se mueve” se basa en estudios técnicos de primera categoría. Hoy es una realidad, palpable por una gran parte de los transeúntes, que los cambios en los giros a la izquierda en algunas avenidas han disminuido el tráfico y facilitado la circulación. Esperemos los datos oficiales y también ver si la tendencia continúa cuando regresen las aulas. Pero de que es un paso de avance, lo es.

Por otro lado, cuando el gobierno anunció la renovación de la concesión de Aerodom con Vinci Airports, expresó que los recursos anticipados de dicho acuerdo irían para distintas obras de infraestructura, entre esas, la solución vial a la República de Colombia con avenida los Próceres. Hoy las autoridades han anunciado su propuesta para dicho proyecto. Independientemente del reclamo legítimo de ciudadanos que expresaron su rechazo a que se tocara el Jardín Botánico, y luego la afirmación del Presidente de que no se intervendría el mismo, el tráfico en esa zona es insostenible. Debe ser una prioridad no solo gubernamental, sino ciudadana y política, que ese espacio vial tenga una intervención para aliviar su congestión. 

Durante años los gobiernos anteriores asumieron también posiciones difíciles pero necesarias para transformar Santo Domingo. En la era de las redes, todo es más complejo y extremista. Pero necesitamos seguir reimaginando nuestra ciudad. El populismo mediático y digital no puede desterrar a los millones de ciudadanos que conviven en la capital de una mejor calidad de vida. Porque Santo Domingo no debe ser solo una ciudad para trabajar. Debe ser también un espacio para vivir.