Puente de la 17: entre promesas de ayuda y realidades de miseria

Martin Severino | 09 junio 2025

Afirman que el dinero entregado no alcanza para comprar otra vivienda.

Santo Domingo. – Residentes de decenas de viviendas ubicadas bajo el Puente de la 17, que aún siguen viviendo allí y otros que ya fueron desalojados expresaron que, pese a que no se oponen al desarrollo y a que se realice el debido proceso de mantenimiento a la estructura vial, el dinero que han entregado las autoridades no les alcanza para adquirir una nueva vivienda.

Afirman sentirse agradecidos porque su llamado fue atendido y sus vidas han salido de la amenaza latente que representaban las condiciones en las que semanas atrás se encontraba el puente, pero ahora, quienes han sido desalojados aseguran que se han quedado “sin pito y sin flauta”.

Ese es el caso de la señora Moraima García, una adulta mayor de 64 años, que luego de recibir el pago para abandonar su residencia el pasado 15 de mayo, al día siguiente se despertó bajo el ruido de martillos y macetas que derribaban el techo donde vivió por décadas.

Dice que el trato que recibió fue inhumano y que, de no ser por la ayuda de vecinos solidarios que la ayudaron a sacar sus pertenencias, “el rancho le cae arriba”.

Manifestó sentir vergüenza de confesar el monto que recibió para desalojar el área por lo “poquito que fue”, y que la paupérrima cantidad se la entregó a su hija, con quien vive ahora, para tratar de ahorrar más dinero y comprar una casa donde puedan vivir junto a sus dos nietas.

Pese a algunas críticas de que los trabajos marchaban con lentitud, un equipo de este medio constató que pasadas las 5:00 de la tarde de este lunes aún los obreros que laboran sobre la estructura se encontraban allí.

Para Jesús Cuevas, quien ha vivido por más de 30 años en esa zona, sabe que su tiempo allí, junto al de su madre y su hermano, ha llegado a su final y que es consciente de que en cualquier momento puede recibir el cheque que lo obligaría a abandonar el lugar a la mayor brevedad posible por la presión de las autoridades.

“Ahora nos sentimos mejor porque sabemos que nos vamos de aquí y no vamos a tener esa zozobra de ese puente. Sabemos que estamos en terreno ajeno, que tenemos 30 años aquí, pero debemos resignarnos a saber que tenemos que irnos de aquí”, confiesa el ciudadano.

Declaró que todas las casas han sido censadas y que ya lo que les queda es tomar el dinero que le den cuando la comisión que trabaja en las evaluaciones de las viviendas toque su puerta.

Otros residentes de allí indicaron que no debe satanizarse las actuaciones e intervenciones de las autoridades, ya que las mismas sólo buscan prevenir una tragedia de dimensiones desconocidas en el país y garantizar la seguridad de quienes se desplazan diariamente por encima del puente.

Hasta la fecha, más de una decena de viviendas están pendientes de ser desalojadas y sus residentes aguardan, entre felicidad y angustia, el momento en el que tengan que retirarse de la humilde vivienda en la que construyeron un hogar.

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