​PROTEGER EL CENTRO OLIMPICO

ElAvance | 29 julio 2025

Juan Taveras Hernández

El Centro Olímpico Juan Pablo Duarte es una obra que todos debemos proteger y defender, porque constituye el principal pulmón de Santo Domingo. EL gobierno no puede sacrificarlo para construir estadios, no importa su naturaleza. La varilla y el cemento no pueden sustituir los árboles que le dan vida y esplendor a la ciudad. 

En vez de limitar la extensión territorial del Centro con varilla y cementolevantando canchas deportivas, estadios, pabellones, destacamentos policiales, equipos de electricidad, parqueos, etc., deberían ampliarlosembrando más arboles de distintas especies para que las aves vuelen con libertad, las mariposas embellezcan el entorno.

Los Juegos Centroamericanos y del Caribe constituyen sin duda, un gran acontecimiento deportivo. El país será la sede, lo cual implica una modernización de los estadios, incluyendo el Olímpico, la “Media Naranja”donde se juega baloncesto, lo mismo que los demás centros deportivos, con un costo millonario. El país tiene que estar bien preparado, tanto en sus plantas físicas, como en las prácticas de nuestros atletas. Debemos salir airosos de ese compromiso deportivo internacional. Nadie, en su sano juicio, se opone.

Ahora bien, no hay porque destruir el parque. Al contrario, también debe ser remozado y embellecido.

El ministerio de Medio (miedo) Ambiente y Recursos Naturales otorgó unos permisos para la tala de árboles, lo cual despertó las alarmas en los sectores ambientalistas. ¡Y con razón!

Pude observar los equipos derribando árboles muy viejos, roble, caoba, etc., sin contemplación. Quienes cortaban los árboles parecía que lo disfrutaban, como si esos pinos, esos troncos de madera preciosa no tuvieran vida, como si no contribuyeran, no solo con la belleza de la ciudad, sino con la vida misma de los habitantes de su entorno.

Como era de esperarse, se produjo el escándalo. Las redes sociales se inundaron de criticas contra el gobierno. Luego las autoridades, tanto de “Miedo Ambiente” como de Obras Públicas, Deportes, etc., hicieron las aclaraciones de lugar, dejando insatisfecha a una buena parte de la población, incluyéndome.

¿Había que derribar casi mil árboles para el acondicionamiento del Centro Olímpico? ¿Qué hicieron las autoridades que tantos palos? ¿Lo vendieron o lo regalaron? ¿A quien se los vendieron y para qué? ¿Seguro que no hubo privilegios, qué nadie hizo negocio con tantos árboles derribados?

Sigo creyendo que el gobierno del PRM sigue sin entender la parte comunicacional, que comunica mal lo que hace bien, que guarda silencio cuando debe hablar, que espera que se destapen los escándalos para luego hacer las “aclaraciones” de lugar que, lejos de garantizar transparencia y pulcritud, alimentan las dudas. 

Todos los ministerios tienen un amplio equipo de comunicadoresperiodistas, camarógrafos, y científicos asesores, expertos en radio, televisión, prensa y redes sociales. Sin embargo, su trabajo no se ve, ni se siente. Es como si sólo se dedicaran a cobrar un salario todos los meses. Y los escándalos, reales o ficticios, van y vienen, creando corrientes de opinión adversas al gobierno y al partido. El PRM parece no existir en la comunicación. Los opositores del PRM y del gobierno “trapean el piso” todos los días con los funcionarios, con el presidente y con el partido. De no ser por “La Semanal” de Luís Abinader, la orfandad, en materia de comunicación, seria espantosa. La Semanal, sin embargo, no es suficiente. Además, soy de opinión que debe dársele un giro para que no esté al servicio de los sectores políticos y empresariales contrario a las políticas públicas del gobierno.

El escándalo del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, al igual que muchos otros, se pudo haber evitado simplemente con explicarle al país, con tiempo suficiente, los planes y los trabajos que se idearon con motivo los Juegos Centro Americanos y del Caribe.