La generación con fobia al parto: la creciente tasa de infertilidad en el mundo

Cuando se pone en la balanza: pañales sucios, noches en vela y en general tener que cuidar a otro ser vivo, parece no ser suficiente para convencer a las generaciones actuales de reemplazar las noches de juerga y ocio por ese paquete

Santo Domingo.- En la era moderna, donde los avances médicos y tecnológicos han alcanzado niveles extraordinarios, es sorprendente encontrarnos con un problema que parece desafiar el progreso: la creciente tasa de infertilidad en el globo. Este fenómeno plantea serias preocupaciones sobre el futuro de la reproducción humana y sus implicaciones sociales, económicas y de salud pública.

Según datos de la OMS y de otras entidades relacionadas, en la actualidad la diferencia generacional en cuanto a la formación de familias es notable y radica en una serie de cambios focales en la sociedad y en las prioridades de vida de las personas jóvenes. En contraste con generaciones anteriores, donde la idea de casarse y tener hijos era considerada una meta fundamental, los jóvenes de hoy en día están adoptando un enfoque diferente hacia la paternidad y la maternidad. Esto denota que este acto de procurar el futuro de la raza, ya no llama de igual forma a las generaciones actuales, que evitan tan siquiera pensar en procrear y formar eventualmente una familia de forma temprana.

Una de las principales razones de esta diferencia generacional radica en los cambios económicos y laborales. En el mundo actual, los jóvenes se enfrentan a una mayor inestabilidad laboral, salarios estancados y un costo de vida en constante aumento. Esto hace que la idea de formar una familia sea más difícil de alcanzar, ya que los jóvenes luchan por establecerse financieramente y asegurar un futuro estable para ellos mismos antes de considerar la responsabilidad adicional de criar hijos.

Como resultado, muchas personas están postergando la idea de formar una familia hasta edades más avanzadas, generalmente después de los 30 años. Esta tendencia refleja una realidad económica en la que las personas jóvenes se enfrentan a mayores desafíos financieros que las generaciones anteriores.

A pesar de ser países desarrollados económicamente, naciones como Japón y Corea del Sur enfrentan un problema preocupante: una alta tasa de infertilidad. Este fenómeno desafía las expectativas tradicionales sobre la relación entre el desarrollo económico y la fertilidad, y plantea serias preocupaciones sobre el futuro demográfico y social de estos países.

En Japón, la tasa de infertilidad ha aumentado de manera constante en las últimas décadas. Según datos del gobierno japonés, aproximadamente uno de cada diez matrimonios en Japón tiene dificultades para concebir un hijo. Este problema se atribuye a una combinación de factores, incluida la creciente tendencia hacia el matrimonio tardío, el aumento de las carreras profesionales de las mujeres, la falta de apoyo para las familias jóvenes y la presión social y económica para tener éxito en el trabajo.

En Corea del Sur, la situación es similar. A pesar del rápido crecimiento económico y la modernización del país, la tasa de natalidad ha caído a niveles históricamente bajos. Según datos del gobierno surcoreano, la tasa de fertilidad en Corea del Sur se sitúa en alrededor de 0.84 hijos por mujer, muy por debajo del nivel necesario para mantener una población estable. Este problema se ha atribuido a factores como el alto costo de criar hijos, la falta de políticas de apoyo a la familia y la presión social para tener éxito en la educación y la carrera profesional.

Una de las razones clave detrás de la alta tasa de infertilidad en estos países desarrollados es el cambio en las actitudes y las expectativas sobre la vida y la familia. A medida que las mujeres en Japón y Corea del Sur han buscado oportunidades educativas y profesionales, han postergado el matrimonio y la maternidad. Además, el aumento de los costos de vida y la falta de políticas de apoyo para las familias jóvenes han hecho que la crianza de hijos sea cada vez más difícil y costosa.

Por otro lado, la percepción de la paternidad y la maternidad también ha evolucionado con el tiempo. Las generaciones más jóvenes están adoptando una actitud más consciente y reflexiva hacia la crianza de hijos, cuestionando los roles de género tradicionales y buscando un enfoque más equitativo y colaborativo en la crianza de los hijos. Esto puede significar que las parejas desean esperar hasta sentirse emocionalmente y financieramente preparadas para asumir el desafío de la paternidad.

Además factores como el acceso a la anticoncepción, el cambio en las expectativas de género y la creciente aceptación de estilos de vida alternativos han contribuido a la diferencia generacional en la formación de familias, sobre todo en países con más libertinaje. En un mundo en constante cambio, es importante reconocer y respetar las elecciones individuales de cada persona en lo que respecta a la paternidad y la maternidad.