En la piel de un motorista; el día a día de un padre de familia que busca “echar pa’lante”

Victor Herasme | 13 noviembre 2024

“No me gustaría que mis hijos se dediquen al concho, la vida del motorista no es muy buena”.

Santo Domingo. – Cuando el reloj marca las 5:00 de la mañana es la hora en que Luis Reyes escucha la alarma de su teléfono celular, sonido que le indica que una nueva jornada está por iniciar, y en la que una vez más debe levantarse de su cama a buscar el sustento de su familia y tratar de seguir luchando por la vida hasta las 9:00 de la noche cuando culmina la misma.

Luis, padre de dos niños de cinco y tres años, y pronto de otro que espera su esposa actualmente embarazada de ocho meses, es un joven de 33 años, oriundo de la comunidad de Hondo Valle, en la provincia Elías Piña, quien contó que lleva viviendo en la ciudad de Santo Domingo 12 años tras abandonar su tierra natal en busca de un mejor estilo de vida.

Asegura que a pesar de sus deseos de querer dedicarse a otro tipo de trabajo ya se ha acostumbrado a las labores del motoconchismo, actividad a la que se dedica desde hace 8 años en la avenida Winston Churchill de la referida ciudad, labor con la cual puede cumplir con sus compromisos económicos como el pago de la vivienda donde reside, préstamos bancarios, la educación de sus hijos, así como también con el pago del motor con el que se gana su sustento.

Reyes, quien está consciente de las responsabilidades que implica ser cabeza de hogar y pilar de su familia, narra que rendirse no es una opción ya que además de mantener a su esposa y sus vástagos, también debe enviar dinero a “sus viejos”, quienes a pesar de no vivir con él, nunca los ha olvidado y está totalmente agradecido con los sacrificios que hicieron para darle un mejor futuro.

Afirma que ser motoconchista en la ciudad no es tarea fácil ya que hay que manejar a la defensiva y lidiar con los conductores que no desean saber de los motoristas, los cuales sin ninguna razón en ocasiones le cierran el paso, le lanzan los vehículos y le hacen la vida imposible con tal de querer obtener algún tipo de venganza contra los conductores de vehículos de categoría 1.

Encima de todo esto confiesa que sin importar las condiciones del clima y las inclemencias del tiempo debe continuar su labor “llueva, truene o ventee”, debido a que si no trabaja no puede llevar sustento a su familia, la que depende del trabajo y el dinero diario que este lleva a casa.

“Hay momentos difíciles en este trabajo, pero uno tiene que pasar por estos momentos para poder crecer y aprender. “Gracias a Dios de aquí compre mi solar y pal de cositas más”, indicó Reyes, quien también recordó al momento de ser entrevistado lo difícil que fueron los primeros días que atravesó junto a su esposa cuando tuvieron su primer hijo.

“En verdad no sabía que iba hacer, no tenía dinero, no tenía seguro y tenía semanas sin trabajar. Cuando eso yo echaba días con un maestro constructor, pero la cosa se puso difícil y sentí que me estaba volviendo loco”, afirma el hombre de estrato humilde pero dueño de una gran convicción.

Dijo que fue después de pasar por esa precaria situación que un amigo lo animó a que se dedicara al concho y fue cuando empezó a realizar la labor de la que hoy se sustenta, precisando que al principio tenía que alquilar un motor en 500 pesos y un chaleco en 300 y que fue ahí cuando empezó a estabilizarse económicamente.

Agradece a un tío que de pequeño en Hondo Valle le enseñó a conducir motocicletas, prácticas que eran posibles con el poco dinero que ahorraba del que le daba su madre para ir a la escuela.

“Mi mamá me daba 25 pesos, yo guardaba 10 cuando era menorcito y alquilábamos un motor para que mi tío me enseñara”, dice que fue gracias a las enseñanzas de su difunto tío que hoy puede subsistir, al cual agradece enormemente porque fue como su segundo padre.

Cuenta que lo más doloroso del sacrificio de ese tipo de trabajo y de tratar de garantizar que en su mesa el pan diario de cada día no falte, es el hecho de que sus hijos le digan que lo ven poco en el hogar, que casi no descansa y que ellos quieren sentir su presencia en la casa y no solo la de su mamá..

“Papi descansa un poco”, esa es la frase que en reiteradas ocasiones ha escuchado del más pequeño de sus hijos, la que responde de manera triste diciéndole que sacará un tiempo para eso, pero estando convencido en su interior de que un día sin trabajar significaría una desestabilización de la pequeña economía familiar.

Este humilde padre de familia, que ha residido en los sectores de Manganagua y Los Praditos, precisó que a pesar de que sale prácticamente en horas de la madrugada, nunca ha sido víctima de un asalto y que Dios siempre lo ha resguardado, pero que también toma las medidas necesarias para resguardar su seguridad.

“Tengo clientes que salen de madrugada de su casa y a los que llevo a la salida para que tomen su transporte, pero no salgo solo y siempre lo hago en compañía de otros compañeros que también conchan y nos cuidamos unos con otros porque los tigueres siempre andan detrás de los motores”.

Ve como positivo trajabo de la Digesett

Al cuestionarlo si ha tenido algún problema con un agente de la Dirección de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), aseguró que no, debido a que uno de los requisitos para poder laborar en la parada a la que pertenece es tener licencia de conducir, el motor asegurado, casco protector rotulado y el chaleco de identificación, y que si se cuenta con esta documentación nunca se tendrá problemas con las autoridades; señala que  estas credenciales dan confianza al pasajero y que es obligación de estos dar un buen servicio a los ciudadanos y manejar de manera prudente.

Asimismo, ve como positiva la labor que llevan a cabo los miembros de la institución encargada de regular el tránsito, pero considera que el Gobierno debe hacer todo lo posible para resolver los grandes tapones que se producen en las principales avenidas de la capital.

Sobre la percepción que tiene la población de que son los motoristas los que ocasionan el caos y el desorden en el tránsito por la imprudencia de muchos de estos al momento de conducir, dijo que está de acuerdo con esa visión ya que muchos de sus compañeros manejan de forma temeraria y no respetan las leyes de tráfico, señalando que muchas de estas acciones han provocado la muerte de decenas de personas.

Es por esta razón que Reyes aprovechó la oportunidad para exhortar a los conductores de motocicletas a ser más prudentes a la hora de conducir sus motores ya que no solo la vida de ellos está en riesgo, sino también las de otras personas inocentes que se ven afectados en los accidentes.

Según datos estadísticos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), solo en el pasado año unos 1,949 dominicanos perdieron la vida en accidentes de tránsito y en la mayoría de estos estuvo envuelto un conductor de motocicletas, datos que para Luis Reyes son bastante preocupantes.

“Esos números meten miedo por eso es que no hay que irse en rojo, ni en vía contraria”, expresó al reflexionar sobre las alarmantes estadísticas, y volvió a hacer un llamado a sus compañeros a respetar las normas de tránsito.

Ganancias del Motoconcho

Al ser cuestionado sobre las ganancias que deja diariamente el trabajo de motoconchista indicó que en un día bueno se pueden ganar hasta 3,000 mil pesos y en los días malos las ganancias oscilan entre los 1,500 y los 1,800, pero que de esa cantidad deben pagar el control de la ruta, y si el motor o el chaleco es alquilado, también deben pagar para poder laborar con esos equipos.

Dijo que los días de mayor ganancia son de lunes a miércoles y que pese a que la circulación los fines de semana de personas que laboran en el área es menor en esos días también se pueden obtener buenos resultados.

Añadió que gracias a que maneja dinero diario puede suplir su hogar y que esta es la principal razón por la que  se ha quedado conchando, ya que cuando se es empleado, el dinero solo se ve los días de pago y no de manera diaria como tiene acostumbrado.

Luis Reyes espera seguir teniendo la salud y la fuerza para continuar obteniendo esas buenas ganancias y echar su familia hacia delante, pero resaltó que ese sacrificio conlleva llegar a su hogar pasadas las 9:00 de la noche tomando solo un descanso breve al mediodía para comer y reintegrarse pasadas la 1:00 de la tarde a sus labores cotidianas.

Sueña un día poder alcanzar lo que desea y alejarse del trabajo del concho para brindarle mayor atención a sus hijos y poder vivir en su casa propia donde planea reservar un espacio para poner un pequeño colmado y tener una habitación grande donde luego de un día de trabajo pueda descansar tranquilamente y dar gracias al todopoderoso por todo lo que le ha brindado en la vida.

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