La política exterior y su dimensión durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco

ElAvance | 08 julio 2024

Por Junior Pérez

En las últimas décadas, la economía mundial ha experimentado un crecimiento significativo, impulsado en gran medida por el acelerado desarrollo del comercio internacional. Este fenómeno es el resultado de avances tecnológicos y de un esfuerzo coordinado para reducir las barreras comerciales, lo cual ha facilitado un mejor entendimiento entre las naciones y ha mejorado la dinámica de la política exterior, centrada en fomentar una integración asociativa y regional más efectiva. En este contexto, la República Dominicana también ha participado activamente en estos avances significativos.

Actualmente, el escenario internacional nos lleva a reconsiderar la necesidad de forjar nuevas alianzas estratégicas con diversos países, que se convierten en importantes colaboradores. Remontandonos al gobierno de Salvador Jorge Blanco (1982-1986), la República Dominicana implementó una estrategia internacional a través de su política exterior, buscando captar nuevos mercados e inversiones. Esto culminó con la firma de la Convención de Lome a finales de 1984, el intento de ingresar como miembro observador a la ALADI y la posibilidad de convertirse en miembro pleno del Comité de Acción para el Desarrollo Económico y Social de Centroamérica (CADESCA).

Esta apertura hacia un contexto internacional más integrado fue evidente cuando el Presidente Jorge Blanco suscribió al país al Plan de Desarrollo de la Cuenca del Caribe, en colaboración con Estados Unidos bajo la administración de Ronald Reagan, y otros aliados estratégicos de la región, destacando a la República Dominicana como un socio clave.

Estos eventos subrayan que, para lograr un crecimiento sostenido, la economía debe permanecer abierta al comercio y las inversiones internacionales.

Las iniciativas positivas en el marco de una mayor integración nos llevan a reflexionar sobre la importancia de que los países latinoamericanos, y en especial la República Dominicana, se enfoquen en establecer nuevos aliados estratégicos. Esto puede tener un impacto significativo en el desarrollo de los sectores productivos e industriales, convirtiéndose en motores esenciales para el crecimiento económico y el desarrollo de las naciones.