La diplomacia de tres continentes: la aguda ventaja de la embajadora Leah Campos

ElAvance | 03 diciembre 2025

Por: Rolando Espinal

La declaración fue directa y reflejó un profundo entendimiento de las presiones geopolíticas regionales: “Esto también se tradujo en una presión política sobre las autoridades dominicanas por parte de la administración Biden para que mantuvieran abierta su frontera con Haití”. Con esta frase durante un almuerzo de la Cámara Americana de Comercio, la embajadora de Estados Unidos en República Dominicana, Leah Campos, dejó claro que su análisis va más allá de la diplomacia convencional. En esa intervención, sin buscarlo, destiló la esencia de un valor incalculable: la aguda experiencia acumulada a lo largo de una carrera forjada en tres continentes, que hoy convierte su presencia en Santo Domingo en un lujo estratégico.

La trayectoria de Campos es un mapa de los puntos críticos de la política exterior estadounidense de las últimas dos décadas. No es producto de un único destino, sino de un mosaico de desafíos en África, América Latina y los pasillos del poder en Washington D.C.

Una carrera forjada en la complejidad global

Su viaje profesional, resumido en esta línea de tiempo, muestra una exposición constante a entornos de alta complejidad:
2000-2010: Raíces en África y seguridad nacional

· Servicio en el Centro de Estudios Estratégicos de África (África).
· Funciones en la CIA y la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, especializándose en contraterrorismo y seguridad nacional.
2011-2020: Enfoque en América Latina y el Caribe
· Asesora principal para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
· Enfoque profundo en la crisis de Venezuela, la estabilidad centroamericana y, de manera crucial, la situación en Haití.
2021-Presente: Culminación en República Dominicana
· Nombrada Embajadora de EE.UU. en República Dominicana en 2024.
· Aplica su experiencia tricontinental para navegar la relación bilateral, con la crisis haitiana como eje central.

De la teoría a la práctica: Santo Domingo como laboratorio

Esta experiencia única se activa diariamente en su gestión, donde los desafíos no son abstractos. La crisis en Haití, que el ministro dominicano de Industria y Comercio, Ito Bisonó, ha calificado como un "gran problema" y un asunto de "Estado fallido", es el caso de estudio perfecto. Mientras Bisonó analiza el impacto comercial y aboga por una solución que fortalezca a Haití desde dentro, la perspectiva de Campos es complementaria y más amplia.

· Mirada sobre Haití: Su llamado a "devolverle la estabilidad al vecino país" no es un eslogan. Está respaldado por años de análisis de la frágil gobernanza haitiana, tanto desde la comunidad de inteligencia como desde el poder legislativo. Sabe que la presión por abrir fronteras es insostenible sin un plan paralelo para atacar las raíces del colapso.
· Agenda económica: Su anuncio de que su primera visita sería a Central Romana, el principal proveedor de azúcar dominicano a EE.UU., y su énfasis en un entorno "predecible, transparente y basado en el estado de derecho" para las inversiones, muestran una diplomacia económica pragmática. Entiende que la seguridad y la prosperidad son dos caras de la misma moneda.

Conclusión: El lujo de una visión integral

Más allá de los halagos protocolarios o las declaraciones conjuntas, el verdadero lujo que representa la embajadora Leah Campos para la relación bilateral es su capacidad de pensamiento integral. Ella no ve a Haití solo como un problema de seguridad, ni a la República Dominicana solo como un socio comercial. Ve un ecosistema interdependiente donde la inteligencia, la diplomacia, la economía y la política de Capitolio se entrelazan. Su valor radica en esa agudeza forjada en tres continentes: la habilidad de conectar los puntos entre un informe de inteligencia de África, un debate legislativo en Washington sobre Venezuela, y una decisión de política fronteriza en Santo Domingo. En un momento donde la inestabilidad no conoce de fronteras, contar con una diplomática que tampoco las reconoce en su análisis es, sin duda, una ventaja estratégica de primer orden.