República Dominicana apoya el envío de cascos azules a Haití, pero Rusia y China lo vetan

Max Herrera | 21 noviembre 2024

Nueva York, Estados Unidos.- En un acto de firme apoyo hacia Haití, la República Dominicana ha solicitado ante las Naciones Unidas el despliegue de una fuerza de paz internacional, más conocida como cascos azules, para hacer frente a la creciente ola de violencia en el vecino país.

El embajador dominicano ante el Consejo de Seguridad de la ONU, José Blanco, subrayó que Haití está "sumido en el caos" y urgió a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas para restaurar la estabilidad en la región.

La desestabilidad de Haití y su impacto en la República Dominicana

Haití atraviesa una crisis política y social que se ha visto intensificada por el auge de las bandas armadas. La violencia, los secuestros y las extorsiones se han convertido en el pan de cada día, con pocas opciones por parte del gobierno haitiano para contrarrestar estas amenazas. La ineficacia de las fuerzas locales, sumada a la escasez de recursos, ha hecho de Haití un terreno fértil para el caos.

La República Dominicana ha presionado en la ONU por una intervención internacional debido a esta situación; el embajador dominicano ante la ONU, José Blanco, destacó que las sanciones contra los financiadores de las bandas no han tenido el efecto deseado, lo que hace urgente una acción más contundente. Además, subrayó que Haití ya se encuentra "fuera de control" y que su desestabilización afecta no solo a la población haitiana, sino también a la región caribeña en su conjunto, incluyendo la República Dominicana.

El controversial papel de los cascos azules en Haití

El concepto de los cascos azules, o fuerzas de paz de las Naciones Unidas, no es ajeno a Haití. En el pasado, la nación francoparlante ha sido escenario de varias misiones de paz, siendo la más notoria la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), que operó en el país entre 2004 y 2017. Esta misión, aunque diseñada para proporcionar estabilidad tras la caída del gobierno de Jean-Bertrand Aristide, terminó siendo altamente controversial debido a los abusos sexuales cometidos por algunos de sus soldados y la propagación del cólera, lo que provocó un rechazo generalizado por parte de la población haitiana.

A pesar de estas malas experiencias, el gobierno de Haití ha solicitado el envío de cascos azules nuevamente, esta vez con el objetivo de frenar la violencia de las bandas armadas. Sin embargo, la historia de fracasos anteriores ha dejado una marca indeleble en la sociedad haitiana, que se muestra escéptica respecto a cualquier tipo de intervención internacional. El embajador haitiano ante la ONU, Antonio Rodriguez, subrayó que, a diferencia de la MINUSTAH, esta nueva misión debería estar enfocada en "desarmar a las bandas y garantizar la estabilidad, sin repetir los errores del pasado".

Fuente: externa.

El propósito original de MINUSTAH

La MINUSTAH fue desplegada tras el derrocamiento de Aristide y la disolución de su gobierno en 2004. En un momento de caos y debilitamiento del estado haitiano, las Naciones Unidas decidieron intervenir bajo la premisa de restaurar la paz, estabilizar el gobierno interino y apoyar en el proceso de reconstrucción del país. Para ello, la misión desplegó alrededor de 7,000 tropas de diferentes países, incluidas naciones como Brasil, Chile, Argentina y Nepal, además de proporcionar asistencia en áreas como la seguridad, la reconstrucción de infraestructuras y la ayuda humanitaria.

El mandato de la MINUSTAH se centraba en apoyar las fuerzas de seguridad locales para hacer frente a las bandas armadas y a las amenazas a la estabilidad del gobierno. Sin embargo, a medida que avanzaban los años de intervención, empezaron a surgir serias irregularidades y abusos que oscurecieron los logros de la misión.

El brote de cólera: un legado devastador

Uno de los episodios más trágicos y polémicos asociados con MINUSTAH fue el brote de cólera que comenzó en 2010, poco después de que las tropas llegaran al país. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Naciones Unidas reconocieron más tarde que el brote fue causado por el vertido de desechos humanos contaminados provenientes de un campamento de tropas nepalíes en la región del río Artibonite.

Este brote de cólera resultó en la muerte de más de 10,000 personas y afectó a cientos de miles más, convirtiéndose en una de las mayores tragedias de salud pública en Haití en décadas. Las autoridades haitianas y la población local denunciaron la falta de responsabilidad de las Naciones Unidas en el manejo de la crisis. A pesar de los intentos de la ONU por desmentir la relación entre las tropas de MINUSTAH y el brote de cólera, las investigaciones científicas posteriores confirmaron la responsabilidad del contingente. La ONU finalmente reconoció su papel en la propagación del cólera, pero la respuesta fue insuficiente y, en muchos casos, insatisfactoria para las víctimas.

Abusos sexuales y explotación:

Otro de los escándalos que mancharon la reputación de MINUSTAH fue el abuso sexual y la explotación de mujeres, especialmente en las zonas más vulnerables del país. Se reportaron numerosos casos de soldados de la misión involucrados en prostitución infantil y abuso sexual contra mujeres y niñas haitianas. Estos hechos fueron denunciados en varias ocasiones por organizaciones de derechos humanos, pero la respuesta fue lenta y muchas veces evasiva.

En muchos casos, las mujeres y niñas haitianas, empobrecidas por años de crisis y explotación económica, se vieron obligadas a ofrecer servicios sexuales a cambio de dinero, alimentos o bienes. Sin embargo, lo más alarmante fueron los informes de que algunos de los soldados de la misión no solo pagaban por estos servicios, sino que también involucraron a menores de edad, violando flagrantemente los derechos humanos.

En 2017, el informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) reveló que las víctimas de abuso sexual se encontraban entre las comunidades más empobrecidas de Haití, y que el silencio de la ONU sobre el tema permitió que estos actos continuaran durante años. En varios casos, las mujeres y niñas abusadas no recibieron apoyo ni protección adecuada, y algunos de los perpetradores regresaron a sus países de origen sin enfrentar consecuencias judiciales.

El veto de Rusia y China: ¿Qué intereses motivan su oposición?

A pesar del respaldo de la mayoría de los países en el Consejo de Seguridad, incluidos Estados Unidos y la República Dominicana, la propuesta de enviar una fuerza de paz a Haití ha sido vetada por Rusia y China. Como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, ambos países tienen la capacidad de bloquear cualquier resolución, lo que ha dado lugar a un debate sobre las razones detrás de su oposición.

Rusia y China han argumentado que Haití debe resolver sus propios problemas internos sin la intervención de una fuerza externa. Ambos países han señalado la ineficacia de misiones de paz anteriores en el país, particularmente la MINUSTAH, que gastó miles de millones de dólares sin lograr resultados duraderos. China, por ejemplo, ha insistido en que "no hay ninguna cantidad de auxilio exterior que vaya a resolver los problemas fundamentales de Haití". Además, en su declaración, China resaltó que la ONU ha gastado alrededor de 8,000 millones de dólares en misiones de paz en Haití durante los últimos 30 años sin lograr la estabilidad esperada.

Ambos países han argumentado que el apoyo a la misión de seguridad liderada por Kenia, que actualmente opera con un número limitado de tropas, debería ser una prioridad antes de considerar el envío de una fuerza de paz completa. De acuerdo con los datos de la ONU, la misión actual solo ha desplegado el 16% de las tropas necesarias para abordar la magnitud de la crisis, lo que, según Rusia y China, explica el fracaso de la misión hasta el momento.

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