Haití sigue sumido en el caos a 4 años del magnicidio de Jovenel Moïse

Max Herrera | 07 julio 2025

Santo Domingo.- Este 7 de julio se cumplen cuatro años del asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse, perpetrado en la madrugada de 2021 en su residencia de Pétion‑Ville, cuando recibió al menos 12 disparos. El magnicidio agravó la profunda crisis política e institucional, que ha mantenido al vecino país en una espiral de violencia y caos en sus calles.

Desde entonces, la investigación ha avanzado muy poco: de los más de 50 implicados identificados –incluyendo 17 exmilitares colombianos y tres funcionarios haitianos–, hasta la fecha ninguno ha sido juzgado en suelo haitiano. La justicia local se ve obstaculizada por la presencia de pandillas armadas, amenazas contra jueces y un sistema judicial desmantelado. A pesar del reciente despliegue de una fuerza policial internacional liderada por Kenia, autorizada por la ONU, su impacto ha sido limitado; los agentes kenianos no han logrado frenar el poder de las bandas criminales que controlan gran parte del territorio nacional.

En el terreno de seguridad, la situación se ha agravado de forma dramática: hoy cerca del 90 % de Puerto Príncipe está bajo control de grupos criminales, que imponen un poder paralelo, extorsionan y controlan rutas comerciales y servicios básicos. Según alertas recientes de Naciones Unidas, la expansión de estos grupos amenaza con derrumbar por completo la autoridad del Estado si no se intensifica la intervención internacional.

El vacío de institucionalidad también ha sido parcialmente ocupado por grupos de vigilantes —conocidos como “bwa kale”— que surgieron para enfrentar a las pandillas, pero que hoy en día reproducen patrones de abusos, torturas e incluso colusión con bandas armadas Estos grupos, tolerados por sectores locales, han contribuido a difuminar aún más la distinción entre seguridad y violencia en las calles.

En respuesta, en marzo de 2023 comenzó a desplegarse una misión de apoyo liderada por Kenia, autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, dicho despliegue sigue siendo insuficiente —muy por debajo de los 2 500 efectivos previstos— y carece de recursos financieros y logísticos suficientes. A ello se suma la imposibilidad de celebrar elecciones, aplazadas ya cinco veces, ahora programadas tentativamente para noviembre de 2025.

Por su parte, la comunidad internacional —liderada por la ONU y los gobiernos donantes— insiste en la urgencia de reforzar la presencia multilateral, pero enfrenta bloqueos diplomáticos y diferendos en el Consejo de Seguridad, donde actores como Rusia y China han retrasado la propuesta de una fuerza de paz más robusta.

Mientras tanto, millones de haitianos viven al día rodeados de violencia, racionamiento de servicios básicos, inseguridad alimentaria y ausencia de un horizonte político claro. Al cumplirse cuatro años del magnicidio, queda esperar que le deparará a la nación francoparlante.