EL VALOR DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL 

ElAvance | 12 febrero 2025

Por Jorge Amado Méndez

Es innegable que la República Dominicana ha experimentado grandes avances en los últimos años. En materia económica, el pasado año el país continuó presentando un crecimiento por encima del 5% para convertirnos en la economía con el mayor crecimiento de América Latina. Se espera para este 2025 que la economía siga creciendo gracias a la llegada de turistas, el aumento de la inversión privada local y de la extranjera con el auge del nearshoring y los proyectos de alianza público privadas.

Son muchos los desafíos que la República Dominicana debe enfrentar en materia de educación, sector eléctrico, seguridad ciudadana, migratorio, entre otros muchos que llevamos arrastrando desde hace décadas. Todo esto dentro de un ambiente convulsionado ante las políticas migratorias, económicas y comercialesanunciadas por el presidente Donald Trump y que pueden afectarnos de manera significativa.

Sin embargo, para mí, el mayor desafío al que debe hacer frente la sociedad dominicana radica en la conducta violenta que se ha ido acentuando cada vez más en nuestra vida cotidiana. La crisis de valores y la mutación de los sentimientos de solidaridad y empatía han contribuido a generar una cultura de violencia que gravemente se ha venido incubando en el colectivo. El comportamiento agresivo de los dominicanos se percibe a todos los niveles y en cualquier espacio, redes sociales inclusive. Lo vemos en el tránsito, cuando nos trasladamos en nuestros vehículos. Se manifiesta en las escuelas, en los hogares, en las redes sociales y hasta en el ámbito laboral.  En un contexto social condesigualdades, con falta de oportunidades y de una justa distribución de las riquezas, donde el ser humano se ve empujado a tornarse hostil y disociador, este escenario nos sitúa frente a una bomba de tiempo de impredecibles consecuencias. 

Sin duda, es de vital importancia combatir esa terrible peste que vulnera de manera fatalista la convivencia. La sociedad tiene que encaminar acciones para adoptar el modelo de la educación socioafectiva. El desarrollo socioafectivo es un mecanismo pedagógico que se enfoca en la educación emocional de los niños, con el objetivo de que desarrollen las habilidades necesarias para convertirse en seres humanos capaces de enfrentar los conflictos y resolver problemas con un mayor nivel de asertividad y empatía. Obviamente, esta cruzada inicia con reconocer que la educación tradicional se ha interesado y centrado en enseñar conocimientos enfatizando lo cognitivo con olvido de la dimensión socio-afectiva y emocional. 

Antes de escribir este artículo me permití repasar el libro “Inteligencia Emocional”, un best seller del autor y psicólogo estadounidense Daniel Goleman, publicado en 1995, obra que recomiendo para los que como yo quieran introducirse en el tema. De hecho, al momento de escribir este artículo he recitado a mi hijo mayor (adolescente de 15 años) la siguiente exhortación de tantas que encontré en las páginas de Goleman; “No permitas que el ruido de las opiniones ajenas silencie tu voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje de hacer lo que te dicten tu corazón y tu intuición. De algún modo, ya sabes aquello en lo que realmente quieres convertirte.

No desmayemos, soñemos con una sociedad donde la cultura de paz sea la regla y no una excepción. En esta causa por una educación socioafectiva han de estar involucrados las escuelas, la clase magisterial, la empresarial y sobre todo, las familias. Mayor inteligencia emocional es mejor convivencia y en consecuencia menos violencia, menos guerras, más desarrollo.





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