Donald Trump: El Ulises gringo

Max Herrera | 20 enero 2025

Donald Trump no vive en un barrio calentón de la capital, pero este aseguró que le "robaron" su victoria electoral, en los comicios del 2020. Hoy, después de cuatro años llenos de batallas legales, mediáticas y políticas, regresa oficialmente a la Casa Blanca, cerrando un capítulo turbulento de su vida. Su retorno es parte de una narrativa épica, una historia que bien podría encontrarse en las páginas del clásico literario La Odisea.

Trump y Ulises, cada uno en su contexto, tuvieron que atravesar un camino plagado de desafíos para recuperar lo que consideraban legítimamente suyo; enfrentando sirenas, cíclopes y monstruos de todo tipo, guardando distinciones.

Como periodista y seguidor de los panoramas políticos internacionales, no me interesa defender a un bando electoral en particular, por lo que en esta ocasión solo analizaré como estos eventos mantuvieron a Trump en el ojo del huracán, y cómo esa atención constante terminó siendo un trampolín para su regreso.

Su retorno a la presidencia es como la entrada del Caballo a Troya: provoca el fin de un período tumultuoso, pero abre otro lleno de incertidumbre sobre lo que está por venir.

Al igual que Ulises, quien tras la guerra de Troya enfrentó pruebas para regresar a su hogar, Trump, en su propio contexto, se vio obligado a atravesar obstáculos monumentales para recuperar lo que consideraba suyo. Durante estos años de “exilio” político, "el hombre naranja" (como sus detractores le tildaban), fue blanco de una implacable ofensiva mediática, que muchos analistas calificaron como una "cacería de brujas", tras su salida del poder en el año 2021.

Sin embargo, el controversial empresario convertido a político supo sacarle provecho al papel de "abusado" por el gobierno de turno y adoptar la figura del "héroe caído", que sobrevive para vengarse de sus enemigos, una táctica que le resultó vital para ganarse a millones de simpatizantes.

Curiosamente, muchos de quienes le criticaban durante sus años en el exilio, al igual que como le pasó a Odiseo mientras ostentaban su trono, se han dividido entre los que optan por el silencio, tras ocurrir la derrota demócrata, mientras otros siguen denunciándolo, aunque con menos eco que antes.

Al igual que Ulises que, al regresar a Ítaca, debe enfrentarse a los pretendientes que usurparon su trono, Trump ahora debe gobernar un país profundamente dividido que enfrentará desafíos socioeconómicos cada vez más fuertes; la pregunta que queda es si esta vez podrá gobernar con un resultado distinto o si las tormentas que enfrentó en su travesía volverán a arremeterle con más fuerza.

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