¿Democracia o Encuestocracia?

ElAvance | 23 abril 2025

Jorge Amado Méndez
Abogado

El Senador por la provincia Hato Mayor, Cristóbal Castillo, sometió recientemente un proyecto de ley que plantea modificar el párrafo I del artículo 45 de la Ley 33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos. En concreto, el proyecto persigue eliminar las encuestas entre las modalidades establecidas en el texto legal como mecanismo para que los partidos seleccionen sus candidatos a los cargos electivos.

Las consideraciones que motivan la propuesta del legislador se fundamentan, en esencia, en que las encuestas son un instrumento útil para medir intenciones de voto y popularidad en un momento dado, pero que la popularidad de un candidato no necesariamente se convierte en votos, además de que son instrumentos volátiles y susceptibles de ser manipulados.

De igual modo, que este método de escogencia puede distorsionar la decisión de los militantes y dirigentes de un partido hacia la opinión pública, lesionando el rol de las instancias de representación partidaria y democracia interna. En esencia, que la encuesta no es un mecanismo idóneo mediante el cual la participación de la dirigencia y militancia pueda manifestar su voluntad para elegir a sus representantes de manera abierta y democrática.

Como ya hemos venido señalando a través de artículos anteriores, el uso de las encuestas como mecanismo de escogencia de los candidatos, debilita la legitimidad de los procesos y contribuye a que factores externos se impongan para influir y manipular las voluntades, en lugar de que cada aspirante conquiste a sus votantes mediante el intercambio de ideas.

Reitero que el método más democrático es medir fuerzas a través de un proceso comicial donde cada militante o votante, ya sea el caso de primarias cerradas, abiertas o semiabiertas, ejerza su derecho a votar, participe y se involucre en la elección de sus candidatos.

Las organizaciones partidarias deben promover la elección por primarias porque generan credibilidad en su militancia y en el votante en general, lo que se traduce en el fortalecimiento e institucionalización de los partidos y del sistema político en su conjunto.

Como tengo preferencia por la elección de candidatos a través de una primaria cerrada, a los aspirantes les sugiero, fájense adentro, hagan vida partidaria, acérquense a la militancia, convénzanlos de que tienen las mejores propuestas y gánense el voto compitiendo de tú a tú con los demás. Esa es la manera más legítima, democrática y transparente de validar una candidatura.

Finalmente, si bien faltan más de 2 años para el próximo proceso de precampaña, el momento es ahora, toda vez que el Congreso Nacional se aboca hacia una imperativa actualización de nuestra normativa electoral para fines de hacer compatible nuestra legislación con la sentencia 0788-24 del Tribunal Constitucional sobre Candidaturas Independientes.

Legisladores aprovechen esta oportunidad para eliminar las encuestas entre las modalidades establecidas en nuestra legislación como mecanismo para selección de sus candidaturas cargos electivos. No es verdad que los encuestados (el que tenga la suerte de ser entrevistado por la empresa encargada para tales fines) piensan o sienten por todos.

¡Siempre Democracia, jamás Encuestocracia!





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