Cambia el Chip: La gestión de riesgos como columna vertebral de las industrias

ElAvance | 06 octubre 2025

Elizabeth Mena

En la República Dominicana, cumplir con el Reglamento 522-06 es solo el punto de partida. El verdadero liderazgo empresarial está en transformar la gestión de riesgos en cultura, estrategia y oportunidad.

En República Dominicana, el Reglamento 522-06 sobre Salud y Seguridad en el Trabajo fue concebido para garantizar ambientes laborales seguros, prevenir accidentes y promover una cultura de prevención en todos los sectores productivos.

Pero casi veinte años después, muchas industrias aún lo ven como un requisito administrativo más, cuando en realidad, debería ser el punto de partida para construir organizaciones resilientes, competitivas y sostenibles.

La gestión de riesgos no se trata solo de cumplir normas o llenar formularios. Se trata de anticipar lo que puede salir mal antes de que ocurra y de integrar la prevención en la estrategia, las operaciones y la comunicación corporativa.

Una empresa que gestiona sus riesgos con visión no solo evita pérdidas: gana confianza, reputación y continuidad.

Del cumplimiento a la cultura: el verdadero desafío
El Reglamento 522-06 exige medidas claras: conformar comités de seguridad, diseñar planes de emergencia, capacitar al personal y registrar incidentes.
Sin embargo, muchas organizaciones activan esos mecanismos solo cuando enfrentan una crisis, y no como parte de su gestión diaria.

El desafío no es tener más papeles, sino más conciencia.
Una cultura de riesgos sólida implica que cada colaborador, desde la alta gerencia hasta el nivel operativo, entienda que su rol contribuye directamente a la seguridad y al futuro del negocio.

En sectores como minería, energía, manufactura, construcción y transporte, los riesgos no son hipotéticos: son reales, medibles y costosos.
Cada accidente, incumplimiento o impacto ambiental no gestionado puede representar pérdidas millonarias, sanciones y daños irreversibles a la reputación.

La gestión de riesgos como ventaja competitiva.

A nivel global, las empresas más exitosas ya no son las que evitan los riesgos, sino las que los gestionan con inteligencia y transparencia. Incorporan sistemas de monitoreo, auditorías preventivas, análisis de datos, simulacros reales y comunicación efectiva con todos sus grupos de interés.

En el contexto dominicano, esto cobra especial relevancia.
Somos un país expuesto a amenazas naturales (huracanes, inundaciones, sismos), pero también a riesgos industriales, sociales y reputacionales.
Por eso, la gestión de riesgos no puede seguir siendo un asunto técnico o aislado: debe formar parte del modelo de gobernanza y de la estrategia nacional de desarrollo sostenible.

La empresa que se prepara para lo incierto no solo sobrevive: lidera.

Cambiar el chip: del riesgo como amenaza al riesgo como oportunidad.

Cumplir la ley es el punto de partida, no la meta. El liderazgo moderno exige mirar más allá de la obligación y abrazar la gestión de riesgos como una forma de innovación y de responsabilidad.

Cambiar el chip implica:
• Pasar de reaccionar a anticiparse.
• De la improvisación a la planificación.
• De ver la prevención como gasto a verla como inversión en sostenibilidad y reputación.

República Dominicana cuenta con profesionales, normas y capacidades técnicas. El paso que falta es cultural: entender que la gestión de riesgos no se impone, se vive.

Solo cuando asumamos esa mentalidad, nuestras industrias podrán ser realmente sostenibles, seguras y competitivas.