A 48 horas de la investidura de Maduro, Venezuela vive tensión por las protestas

Ruth Encarnacion | 08 enero 2025

La situación en Venezuela se encuentra al borde de una nueva confrontación política, en la que las protestas opositoras y las manifestaciones paralelas del chavismo crean un escenario de tensión, mientras las calles están invadidas por fuerzas de seguridad fuertemente armadas, tanto policías como militares encapuchados.

En el centro de Caracas, los símbolos del poder están fuertemente custodiados, lo que refleja la percepción de que la estabilidad del régimen de Nicolás Maduro está siendo puesta a prueba.

El gobierno de Maduro parece estar apostando por la represión y la militarización de la protesta en lugar de buscar un diálogo genuino con la oposición. La activación de un plan de "defensa" no solo busca garantizar la investidura del presidente, sino que parece más un intento por silenciar cualquier intento de resistencia o de cuestionamiento a la legitimidad de su mandato. La declaración de Maduro, en la que asegura que está en el poder por "voluntad de Dios y del pueblo", se antoja vacía de contenido cuando se contrasta con las denuncias generalizadas de fraude y la manipulación de elecciones, las cuales siguen siendo una constante en la narrativa de la oposición.

La figura de María Corina Machado, líder de la oposición, se presenta como el principal desafío para Maduro. Las acusaciones de fraude en las elecciones de julio y la movilización de la oposición en apoyo a Edmundo González Urrutia muestran la falta de legitimidad que muchos venezolanos le asignan al proceso electoral.

González Urrutia, quien ha estado viajando por el mundo para aumentar la presión internacional sobre el régimen chavista, está buscando apoyo no solo dentro de Venezuela, sino también en los escenarios internacionales, donde se están estableciendo alianzas con figuras clave de la política global. Sin embargo, la falta de un liderazgo cohesivo dentro de la oposición venezolana y las dificultades internas del movimiento podrían restar efectividad a sus esfuerzos.

Por otro lado, el oficialismo también marcha el 8 de enero, como una muestra de fuerza, no solo para movilizar a su base, sino también para disuadir posibles protestas o intentos de desestabilización. Sin embargo, esto también pone en evidencia la polarización extrema de la sociedad venezolana, con un gobierno que parece estar cada vez más aislado dentro de su propio país, mientras apela al apoyo externo para asegurar su permanencia en el poder.

Lo que se evidencia en este escenario es la falta de un camino claro hacia una resolución pacífica de la crisis política y económica que atraviesa Venezuela. Mientras tanto, la represión, la militarización y la movilización de fuerzas externas parecen ser las cartas jugadas tanto por el gobierno como por la oposición.

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