Urnas, no encuestas

ElAvance | 03 noviembre 2025

Gabriel del Gotto

En el PRM el candidato no lo elige un sondeo; lo elige la base. Punto. Cuando un presidente respeta “dos periodos y nunca más”, el relevo no se decide en pasillos ni en cafés: se cuenta en urnas. Con 65% de aprobación, el presidente Abinader volvió a las urnas; ese es el estándar. El relevo no puede ser su contrario: tiene que ser su método.

Las reglas son simples y visibles: primaria con voto directo, padrón auditado, árbitro claro, resultados por mesa en línea, debates obligatorios y licencia o renuncia antes de competir. Las reglas frenan al dedo. Por eso el candidato se cuenta, no se designa.

Nuestra memoria basta: este partido nació rompiendo imposiciones y ya compitió con árbitro nacional, recintos abiertos, cómputo y datos verificables. La diferencia del PRM ha sido sostener reglas internas claras donde otros las olvidaron. Y una advertencia sin maquillaje: cuando un partido deja de consultar a los suyos, no ahorra conflicto; siembra ruptura. Ya vimos organizaciones vaciadas por arreglos de cúpula. No repitamos ese funeral.

Se dirá que las primarias dividen. Dividen las malas reglas; las buenas ordenan. Con calendario claro, debate de frente, padrón auditado y resultados por mesa en el teléfono de cualquiera, la competencia deja de ser pleito y se vuelve método. Nuestros compañeros de base han puesto el pecho en cada campaña, caravana y mesa. Se les pidió lealtad hasta el cansancio; ahora toca lealtad hacia ellos: su voto primero y a la vista de todos.

¿Es caro? Más caro es nominar mal y pagar la factura en la elección nacional. La primaria deja lo que ninguna medición da: inteligencia viva del mapa —dónde moviliza cada quien, qué mensaje perfora el ruido, cuánto cuesta persuadir en cada barrio—. Eso no se compra; se cosecha.

Queda lo decisivo: carácter. Licencia real o renuncia antes de competir, para separar el poder del cargo del poder del voto; no por puritanismo, por higiene. Quien no acepta medirse así —con licencia, padrón auditado, debate abierto y acta en la pared— no viene a dirigir el PRM: viene a usarlo. Lincoln lo dijo sin adornos: el voto es más fuerte que la bala; también que los pasillos.

Este partido nació votando contra el dedo. Si ayer se votó para elegir, hoy no se puede medir para imponer. Convención con voto si no hay primarias. Nunca designación por sondeo. Los únicos números que cuentan son los del acta. Que decidan los que ponen el pecho. Que el país no tenga que creer: que pueda contar.