El error mexicano

ElAvance | 15 octubre 2025

Orlando Jorge Villegas

México vuelve a encerrarse en sí mismo. Al anunciar que no asistirá a la Cumbre de las Américas que República Dominicana organiza en diciembre de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum repite —y agrava— el error de política exterior de su antecesor. Dice que no viene porque no están invitadas las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Es el mismo argumento que utilizó Andrés Manuel López Obrador para ausentarse de la Cumbre de 2022 celebrada en Los Angeles; quien entonces boicoteó el encuentro porque “no estaban todos”. Hoy, ya en otro contexto y con México llamado a liderar, la señal de Sheinbaum es aún más costosa. 

Conviene recordar la película completa. Durante su sexenio, López Obrador convirtió la ausencia en doctrina: evitó foros multilaterales y, cuando Santo Domingo recibió la XXVIII Cumbre Iberoamericana en 2023, tampoco vino. Ni él ni su canciller. México mandó representación de segundo nivel. No es anécdota: fue un patrón que aisló a la segunda economía latinoamericana de debates donde se moldean reglas, alianzas y cooperación. 

Por eso el paso atrás de Sheinbaum duele más. La Cumbre que acogerá República Dominicana —la X edición del mecanismo hemisférico— tiene una agenda concreta y urgente: seguridad, sostenibilidad y prosperidad compartida. Es una plataforma para coordinar respuestas frente al crimen organizado, la migración y el estancamiento productivo. Rehusarse por razones ideológicas o por solidaridad automática con regímenes autoritarios no es “principio”; es renunciar a influir. 

A la par, la respuesta del presidente Luis Abinader fue la correcta: “sin comentarios”. La misma fórmula que Sheinbaum usó cuando le preguntaron por el Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado. Sobriedad y respeto del país anfitrión ante un desaire que, más allá del protocolo, priva a México de una conversación útil con socios con los que mantiene relaciones bilaterales históricas y excelentes, incluida la República Dominicana. 

México es demasiado importante para jugar al repliegue. La región necesita a un México protagónico, capaz de tender puentes entre Norte y Sur, entre el Caribe y Sudamérica. Las cumbres no resuelven por sí solas los problemas, pero son el espacio donde se abren puertas y se cierran brechas. Cuando un líder decide no sentarse a la mesa, otros ocupan la silla.

La diplomacia es presencia, escucha y persuasión. En tiempos de polarización y desconfianza, retirarse de los foros es un lujo que nadie puede darse. La decisión de Sheinbaum, como antes la de López Obrador, no defiende a México: lo empequeñece. Y eso, en política exterior, siempre se paga.