Giorgio Armani dejó bien definido como repartiría su fortuna valorada en más de 12 mil millones de dólares

ElAvance | 05 septiembre 2025

El mundo de la moda está de luto tras el fallecimiento de Giorgio Armani, quien murió ayer a los 91 años. Sin embargo, su huella va mucho más allá del estilo refinado que lo convirtió en ícono: el diseñador italiano dejó una fortuna estimada en 12.100 millones de dólares, según el último ranking de Forbes, lo que lo posiciona como el segundo diseñador más rico del mundo, solo por detrás de Ralph Lauren.

Un legado cuidadosamente planeado

Con su característico enfoque meticuloso, Armani dejó bien definido cómo se repartiría su patrimonio. La mayor parte de su emporio quedará en manos de sus familiares más cercanos: su hermana Rosanna, su sobrino Andrea Camerana y sus sobrinas Silvana y Roberta, todos con cargos en el consejo directivo del grupo Armani.

También figura entre los beneficiarios Leo Dell’Orco, su pareja durante más de veinte años y actual director general, responsable del diseño de la línea masculina. Juntos, estos herederos compartirán cerca del 99,9 % de las acciones de la firma. El porcentaje restante quedará en manos de la Fundación Armani.

Un imperio más allá de la pasarela

En sus memorias tituladas Per Amore (2022), Armani se refirió a sus planes de sucesión con la misma sobriedad que marcó su carrera:

“Tendré que dejar el mando y terminar mi viaje como diseñador. No será de inmediato, pero he estado reflexionando sobre ello, porque deseo que el fruto de tanto esfuerzo —esta empresa a la que entregué toda mi vida— perdure más allá de mí. Elaboré un plan de sucesión con mi habitual pragmatismo y discreción.”

Estilo de vida de lujo, sello personal

Más allá de la moda, el diseñador vivía rodeado de lujo discreto. Pasaba los veranos navegando en su yate Main, una embarcación de 65 metros valorada en 60 millones de dólares. Entre sus propiedades destacaban una villa de 700 m² en Saint-Tropez con jardín mediterráneo, una casa sobre acantilados en Antigua, una mansión restaurada del siglo XVII en St. Moritz y un elegante ático con vistas a Central Park en Nueva York. Su residencia principal se encontraba en el histórico Palazzo Orsini, en Milán.

El Grupo Armani no solo se dedicaba a la moda: también abarcaba hoteles, cosmética, diseño de interiores y gastronomía. Bajo la dirección del propio Giorgio Armani, la compañía alcanzó una facturación de 2.300 millones de dólares y empleaba a unas 8.700 personas a nivel global.

Su partida marca el fin de una era, pero el legado de Armani —construido sobre elegancia, visión empresarial y una vida cuidadosamente diseñada— continuará vigente en cada rincón del mundo.