Hay que estudiar, pero la universidad no es el único camino

Max Herrera | 20 junio 2025

Vivimos en un mundo cambiante, donde tener un título universitario ya no garantiza estabilidad ni buenos ingresos. A esta situación se le añade que muchas universidades siguen formando profesionales sin “habilidades blandas” ni competencias prácticas para enfrentarse al mercado laboral actual. Esto desanima a las nuevas generaciones, que buscan un futuro digno, pero no ven claro invertir tanto tiempo y dinero en carreras, cuyos egresados reciben salarios de “cebolla”.

De hecho, no es raro que un dueño de un chimi o un “food truck”, un mecánico, un maestro constructor o un electricista ganen más que un “profesional clásico” con múltiples maestrías y posgrados.

No se trata de rechazar la universidad, quien tenga las ganas de "echar pa lante" y buscar un futuro mejor, tiene todo el derecho de hacerlo, pero es válido realizar el debate sobre si ir o no a la universidad es verdaderamente necesario, más en este mundo moderno y tan "bizarro".

Aunque estudiar es clave para el desarrollo personal y profesional, eso no significa que el camino universitario sea obligatorio para todos.

Muchos jóvenes se endeudan o sus familias se sacrifican para pagar carreras que luego tardan años en completarse o no les garantizan un empleo. Incluso en la UASD, donde estudiar cuesta poco, terminar una carrera puede tomar más de una década por problemas internos varios.

Hoy en día hay caminos más cortos, útiles y económicos. INFOTEP, por ejemplo, ofrece carreras técnicas que en meses preparan a una persona para trabajar o emprender. Lo digo por experiencia. Aunque tengo un título de comunicador, en su momento hice un curso de bartender y también he trabajado como camarógrafo de forma empírica, existe un mercado para todo tipo de mano de obra.

Después del bachillerato, cada quien debe analizar su realidad. ¿Puedo pagar una universidad? ¿Vale la pena esperar 5 o 6 años? ¿O me conviene formarme en un aspecto técnico? La respuesta no es la misma para todos, y no debe haber vergüenza en eso.

La educación es vital, pero no tiene que ser universitaria para ser valiosa. Lo importante es que sea práctica, sostenible y contribuya a construir un futuro digno.