Un día como hoy falleció Napoleón Bonaparte en el exilio

Max Herrera | 05 mayo 2025

Santo Domingo.- Un 5 de mayo de 1821, Napoleón Bonaparte murió en la isla de Santa Elena, donde permanecía exiliado tras su derrota definitiva en Waterloo. Tenía 51 años y padecía desde hacía meses fuertes dolores abdominales, vómitos y debilidad. Su fallecimiento, atribuido oficialmente a un cáncer gástrico, aunque persisten teorías de envenenamiento, cerró el capítulo final de una de las figuras más influyentes, polémicas y determinantes de la historia europea.

Sus últimas palabras, según sus allegados, fueron: “Francia, ejército, jefe del ejército, Joséphine”.

El ascenso de un estratega brillante

Nacido en Córcega en 1769, Napoleón ascendió rápidamente en el ejército francés durante las turbulencias de la Revolución de 1789. Sus campañas en Italia (1796–1797) y Egipto (1798) lo convirtieron en una figura pública de gran prestigio. En 1799 dio un golpe de Estado que lo posicionó como Primer Cónsul de la República, y en 1804 se coronó emperador de los franceses, iniciando el Primer Imperio.

Como estratega militar, fue considerado un genio. Ganó batallas decisivas como Austerlitz (1805), considerada su mayor victoria, Jena (1806), y Wagram (1809). Su poder se extendió por gran parte de Europa continental, consolidado tanto por la fuerza como por hábiles maniobras diplomáticas. Durante su gobierno, impulsó profundas reformas internas, como la creación del Código Civil Napoleónico, la modernización del sistema educativo y la reorganización administrativa del Estado francés.

El principio del fin: Rusia y Waterloo

El punto de inflexión en su trayectoria llegó con la invasión a Rusia en 1812. La campaña fue un desastre logístico y humano: el ejército imperial se vio diezmado por el frío, la escasez y la resistencia rusa. La derrota debilitó su control en Europa y fortaleció a la Sexta Coalición, integrada por Reino Unido, Prusia, Rusia, Austria y otros.

En 1814, tras sucesivas derrotas, Napoleón abdicó y fue enviado al exilio en la isla de Elba. No obstante, escapó en febrero de 1815 y retomó el poder durante los célebres “Cien Días”. Su regreso terminó en la Batalla de Waterloo, el 18 de junio de ese año, donde fue definitivamente vencido por las fuerzas aliadas lideradas por el duque de Wellington. Fue capturado y enviado esta vez a Santa Elena, una isla aislada en el Atlántico Sur, donde viviría sus últimos años.

Exilio, muerte y legado

Durante su estancia en Santa Elena, Napoleón vivió en condiciones duras, bajo constante vigilancia. Su salud se deterioró progresivamente. La autopsia oficial determinó que murió por causas naturales, pero análisis posteriores encontraron niveles altos de arsénico en su cabello, lo que dio pie a teorías de envenenamiento que nunca han sido confirmadas.

Inicialmente fue enterrado en la isla, pero en 1840 sus restos fueron repatriados a Francia por orden del rey Luis Felipe.