El Silencio del viernes santo: Una expresión de dolor, reflexión y esperanza

Martin Severino | 18 abril 2025

Con distintas expresiones religiosos rememoran la muerte de Cristo.

Santo Domingo. – Durante el periodo de la Semana Mayor, millones de cristianos alrededor del mundo participan en distintos rituales con los que conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, siendo el Viernes Santo uno de los días más solemnes en los que tradicionalmente los creyentes reflexionan sobre la enseñanza y vida del Nazareno en el más profundo de los silencios.

De acuerdo a lo que narran los escritos bíblicos, la raíz del silencio del Viernes Santo se ha manifestado a lo largo de los siglos de diferentes formas en las distintas culturas cristianas, pero todas con el mismo propósito: recordar la crucifixión de Jesús en la cruz del Calvario.

A través del silencio, los cristianos recuerdan el dolor de Jesucristo previo a su crucifixión, eventos que marcaron un momento trágico, y que significan también la aparente derrota de la vida, la justicia y el amor. La muerte de Jesús un Viernes Santo se describe en los relatos bíblicos como el día más triste, y que producto de tal hecho, ese día, desde el mediodía hasta las tres de la tarde, la tierra se oscureció y, al morir Cristo, se produjo un gran temblor.

En virtud de tales hechos, el silencio durante el Viernes Santo es una respuesta humana y espiritual al dolor, al misterio y a la muerte del “Hijo del Hombre”.

El nivel de guardar el silencio entre los católicos llega al punto de que ese día, más que apagar el ruido, no se celebra misa, las campanas no suenan, los altares están desnudos, y muchas veces incluso se evita poner música en las casas, acciones que se expresan de que es tiempo para el recogimiento.

En muchas culturas, el silencio está asociado al luto. No es casualidad que cuando una persona muere, sus seres queridos suelen guardar silencio, ya sea por respeto o por el dolor que las palabras no pueden expresar. El Viernes Santo, por tanto, se vive como el funeral más grande de la historia, y el mundo entero guarda luto por la muerte del Hijo de Dios.

Es un silencio que duele, pero también que une a los diferentes creyentes de distintos rincones del planeta; detienen su ritmo para entrar en un estado de contemplación.

Independiente de que lo escrito más arriba es lo que por lo general se entiende, para algunos el silencio del Viernes Santo también representa el aparente abandono de Dios a Jesús cuando este murió en la cruz.

Para el pastor Gregorio Henríquez, este es
“un día en que el mundo parece quedar sin respuestas y donde la esperanza se oculta”, y en el que se produce una especie de desconcierto espiritual, del misterio de un Dios que muere, del amor que se entrega hasta el final.

El silencio de este día también se manifiesta litúrgicamente, ya que, a diferencia de otros días, no se celebra misa, solo una ceremonia llamada “Celebración de la Pasión del Señor”, y la misma incluye lecturas bíblicas, la adoración de la cruz y la comunión, pero no hay consagración.

En la misma se ausentan los cantos de alegría, y no hay incienso ni campanas, y los sacerdotes entran en silencio. Siendo esta una expresión de la Iglesia católica con la que dicen que el Viernes Santo es un día distinto, un día de muerte, de silencio y de espera.

Curiosamente, en un mundo ruidoso, el silencio también se ha convertido en un acto de resistencia; guardar silencio es ir contra la corriente, detenerse, mirar hacia dentro y asumir el peso de la cruz.

Sin embargo, también esto es visto como un acto de fe, porque este silencio no es uno de abandono final, sino el que prepara el milagro del Domingo de Resurrección y el paso a la vida nueva.

En distintos países, esta práctica adopta formas particulares. En América Latina, especialmente en zonas rurales, muchas comunidades se abstienen de poner música, trabajar o incluso hablar en voz alta.

En España, muchas cofradías hacen procesiones en completo silencio. Las saetas, cuando se cantan, irrumpen como un grito del alma en medio de ese vacío sonoro, en tanto que en Filipinas o Italia es común que las calles queden vacías, los comercios cierren y el ambiente se vuelva casi fantasmal.
Estas costumbres reflejan cómo el silencio se convierte en lenguaje universal del alma creyente.

El silencio del Viernes Santo no es simple ausencia de sonido, más bien es un silencio cargado de sentido, de fe, de memoria y un espacio donde los creyentes confrontan la realidad más dura de la fe cristiana: que Dios mismo conoció la muerte, la injusticia y el dolor humano.

Sentimientos que fueron permitidos para sembrar la semilla de la esperanza y mostrarle a la humanidad que Cristo es el camino a la vida nueva.

0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x