Ecuador elegirá próximo presidente entre Daniel Noboa y la izquierdista Luisa González

Ecuador.- Los ecuatorianos votan este domingo en una segunda vuelta presidencial clave entre el actual mandatario Daniel Noboa y la candidata de izquierda Luisa González. La jornada electoral se desarrolla bajo un fuerte clima de tensión por la ola de violencia que azota al país.

Desde las 07:00 de la mañana, unos 13,7 millones de ciudadanos están llamados a las urnas en una elección obligatoria. La votación cerrará a las 17:00, y se espera que los primeros resultados oficiales se conozcan en la noche.

El balotaje se presenta muy reñido. Aunque está prohibida la publicación de encuestas en días previos a los comicios, estudios previos indicaban un empate técnico. Según la firma Comunicaliza, a inicios de abril Noboa tenía un 50,3% de intención de voto frente a 49,7% de González.

Noboa, de 36 años, busca extender su mandato luego de asumir en 2023 tras una elección extraordinaria. Por su parte, González representa al movimiento correísta y cuenta con el respaldo del expresidente Rafael Correa.

La elección ocurre en medio de una grave crisis de seguridad. Ecuador enfrenta una ola de violencia sin precedentes, impulsada por el narcotráfico. El asesinato del candidato Fernando Villavicencio, la toma de cárceles por bandas criminales y ataques armados, como el ocurrido en un canal de televisión, han marcado el ambiente electoral.

“Está complicado, ya no se sabe en quién creer”, dice Jair Esmeraldas, un joven estudiante de 24 años. Como él, muchos ecuatorianos siguen indecisos a pocas horas del cierre de las urnas.

En Quito, capital del país, los colegios electorales abrieron bajo fuertes medidas de seguridad. Las calles lucen repletas de propaganda política, información falsa y ataques cruzados entre ambas campañas.

“En esta elección (…) nos liberamos o nos hundimos”, expresó Elena Betancourt, jubilada de 73 años, reflejando la incertidumbre generalizada.

El nuevo presidente, que asumirá en mayo, tendrá que enfrentar un país sacudido por la violencia, una economía endeudada y una población que exige soluciones urgentes en seguridad