¿Quién va a contar la historia del PRM?

ElAvance | 02 abril 2025

Por Gabriel del Gotto
Esto es un gobierno que en sus máximos cargos parecería que no solo no tiene dolientes, sino que financia a sus verdugos. Las evidencias están ahí, a la vista de todo contenidas en empleos, facturas, colocaciones y en las masivas criticas de los propios militantes del PRM. A todas luces, el absurdo parecería venir de la misma dirigencia política del partido, y sería cómodo pensar que estas han traicionado sus bases fundamentales, pero no necesariamente es así.

Sobre la premisa del "Cambio", el partido en el que milito desde su fundación, con convicción democrática y sentido histórico, accedió al poder en 2020 con la promesa de romper definitivamente con el pasado atroz que auguraban los gobiernos de Danilo Medina y Leonel Fernández. Sin embargo, esta ruptura nunca se concretó. El presidente Abinader rema hacía un lado, gran parte del funcionariado hacía otro; y en esto creo que radica el mayor de los males.

¿Qué tanto más tendremos que esperar los dominicanos, y sobre todo los perremeistas, en este contexto de protesta ciudadana por la inmigración ilegal, para que el ministro de turismo, David Collado, nos hable de Friusa o de las implicaciones del sector hotelero en la inmigración ilegal? Por ejemplo. ¿Será que esperará que la prensa internacional nos ponga en entredicho frente a las condiciones irregulares del sector? ¿Será que le importa más “la marca país” que los dominicanos mismos? Su tardía reacción con la desaparición de la turista estadounidenses de hace unas pocas semanas ¿No le habrá bastado? ¿Qué intereses defiende? ¿Qué pasará con el ministro del trabajo? ¿Sabrá de esto? ¿Donde estará en estos momentos? ¿Debe ser el presidente Abinader quien asuma la defensa de cada cosa? ¿Deben ser los más que pocos funcionarios de siempre que asuman la defensa y tengan sentido de cuerpo, a pesar de que sus carteras no están implicadas? ¿Quién es el Director de Migración? ¿Donde estaba el día de aquella protesta? ¿Le conocerán en su casa? Definitivamente, los perremeistas no le conocemos y sobretodo, no nos sentimos representados por él.

Hacer las cosas de manera distinta, devolver la decencia y la dignidad a la patria dominicana, fue la insignia con la que nuestro partido accedió al gobierno. Ha habido avances significativos en diversas áreas, transparencia y sentido de responsabilidad en la gestión de lo público, pero muchos de sus funcionarios, salvo honrosas excepciones, han perpetuado los vicios del pasado como una norma incuestionable, haciéndonos dudar de si gobierna el PRM o hay otro gobierno dentro del gobierno. No se trata solo de la prepotencia obscena de quienes, al acceder al poder, olvidan a aquellos que sacrificaron todo para propiciar el cambio, sino también del degradante estilo de pagar el chantaje y la extorsión a quienes sabotean al partido, al gobierno y al propio presidente, a cambio de que no se afecten sus intereses particulares, donde se apuesta a que arda Troya, en lo que “somos precandidatos y nos hacemos presidente”.


Parafraseando a Michel Foucault, "la verdad no es más que el poder de imponer una verdad como la verdad" (Foucault, 1975), sobre esta base, ¿quién contará la historia de nuestro gobierno? ¿Será narrada por los miles de dominicanas y dominicanos que trabajan incansablemente para honrar la memoria de José Francisco Peña Gómez, de don Rafael Abinader y de su hijo, Luis Abinader, quien ha entregado todo por el país que juró en campaña? ¿O será escrita por los chantajistas a sueldo de los ególatras que creen que han llegado a sus posiciones por sus méritos personales y no por las relaciones de confianza dentro del partido?

Pena ver a los compañeros que fueron humillados por el anterior gobierno y que hoy siguen siendo vejados por su propio partido. Aquellos que, a diferencia de los tránsfugas premiados con decretos y nombramientos con patrocinadores, permanecieron leales al PRM y, sin embargo, han sido relegados al olvido y al ostracismo.

Pena la despolitización y mercantilización de la vida política, cada vez más vinculada al enriquecimiento de grupos y menos a la búsqueda de justicia para el pueblo dominicano. Pena por precandidatos cuya bandera es el intereses de quienes les financian, pero nunca de los del pueblo.

Pena por las altas tasas de abstención en las últimas elecciones, superiores al 37%, reflejo del descontento y la desafección de los ciudadanos, especialmente de los jóvenes a quienes juramos devolver el país.

Pena por un presidente noble y de calidad humana excepcional, utilizado por un grupo cuyo único interés es saciar sus apetencias personales, y que en su buena fe, quizá no se dé cuenta de que no sabemos quien contará nuestra historia.

Bibliografía:

Abinader, L. (2017). Un mejor país es posible. Santo
Domingo: Editora Nacional.

Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar: el nacimiento de
la prisión. Siglo XXI.

Foucault, M. (1980). Historia de la sexualidad, Vol. I: La
voluntad de saber. Siglo XXI.

Peña Gómez, J. F. (1993). Democracia y destino. Santo
Domingo: Editora Taller.