"Ganarme la vida y mi sustento es mi fuerza de voluntad"

Martin Severino | 03 marzo 2025

Su más grande sueño es tener su propio taller de tapicería.

Santo Domingo. – Para el inusual, pero diestro y reconocido tapicero Wilkin Santana, la limitación motora que padece no es un obstáculo en sus serias intenciones de triunfar en la vida y cumplir sus objetivos contra todo pronóstico.

El hombre que, por designios de Dios o por un error en la administración de un medicamento a su madre cuando aún no veía la luz del mundo y se encontraba en el interior de su vientre, pudo haber tenido como causa que sus extremidades inferiores no se desarrollaran de la manera correcta.

“Yo nací así, fue algo congénito. Muchos lo achacan a un medicamento que en un tiempo les daban a las mujeres llamado Talidomida, pero no tengo a ciencia cierta el conocimiento de que esa haya sido la causa”.

Confiesa que, a causa de esas dos posibles situaciones, no solo sus piernas no se desarrollaron por completo, sino también el dedo mayor de su mano derecha, pero nunca se ha sentido apenado de ser como es y se define como una persona alegre, trabajadora y de bien.

Manifiesta que, gracias a Dios, ha podido superar los difíciles obstáculos que le ha puesto la vida, sabiendo siempre encontrar la salida cuando estos se le han presentado.

Dice que uno de estos momentos fue el de decidir sacar su licencia de conducir, la cual pudo obtener a pesar de la burocracia y el papeleo, pero que es un derecho que tiene cada ciudadano dominicano.

“El requisito era que el vehículo estuviera adaptado a mis condiciones y cumplir con los requisitos de la ley de tránsito”, dice el reconocido tapicero del sector de Villa Juana, mientras sus hábiles manos rediseñan el volante de un vehículo.

El hombre que tiene 10 años conduciendo en las calles del Gran Santo Domingo narra que lo que lo motivó a obtener un vehículo para su movilidad son las pésimas condiciones del transporte público en la República Dominicana.

Santana, quien es oriundo de la provincia de Barahona, lamenta que no existan las condiciones para que una persona con discapacidad se desplace en las vías públicas y condena que tampoco exista el interés de las autoridades pertinentes para que eso mejore.

“Cuando yo vine a Santo Domingo, en mis inicios, la dificultad más grande fue el transporte público. Lamentablemente, en este país, el transporte público no está adecuado para una persona con discapacidad”.

En medio de su respuesta, recordó lo difícil que era para su madre poder desplazarse de un lugar a otro con él a causa de la misma problemática y afirmó que muchas veces el problema del transporte impide a las personas con discapacidad poder acudir a un centro médico e incluso a la escuela, en busca de obtener la formación académica para salir adelante.

“Yo, en ocasiones, para llegar de un lugar a otro, me agarraba hasta de un motor”, expresó Santana entre el sonido de las máquinas de coser del taller donde labora y la impresión de los clientes que se encontraban allí en ese momento al escuchar su historia.

Al ser cuestionado sobre por qué muchas personas que gozan a plenitud de todas sus extremidades no les gusta trabajar ni obtener un sustento, entre carcajadas respondió diciendo que “las discapacidades no son físicas, sino mentales, y que hasta donde usted ponga el ‘no’ en la vida, usted va a llegar”, posteriormente lamentando el pesimismo y la actitud negativa de quienes no conocen el valor de lo que poseen.

“Donde su mente tenga alcance, ahí usted va a llegar. Si usted se dedicó a pedir, va a pedir toda la vida. Si se dedicó a ganarse la vida honradamente, usted se ganará la vida de manera honrada”.

Su dominio de la palabra y la buena dicción al expresarse dan cuenta de que el hombre proveniente de la región Sur del país recibió una buena formación hogareña, a la que añadió varios semestres de la carrera de ingeniería en sistemas en una universidad privada en su natal Barahona.

“Yo vengo de un campo, de un pueblo. No terminé la universidad allá y luego hice el intento de estudiar Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), pero empecé a enamorarme y a trabajar, y solté esa vaina en banda”.

A manera de consejo, indicó que cuando las personas están ganando cantidades importantes de dinero, creen que lo tienen todo, y lamenta no haber podido terminar sus estudios superiores, a través de los cuales probablemente estaría en una mejor posición de la que se encuentra.

El emprendedor y propietario de la marca de tapicería D’ Makina RD dice que siempre estará agradecido con todos y cada uno de los maestros que, en sus talleres, le han brindado la oportunidad de desarrollarse y pulir las habilidades que hoy en día lo convierten en un referente en esa área.

“De todos los maestros yo he aprendido un chin. Les doy gracias de que me dieron la oportunidad de perfeccionarme día a día en lo que me he dedicado”.

Wilkin Santana recomienda a la juventud dominicana trabajar fuertemente y luchar por sus sueños, sin dejarse llevar por lo que ven en las redes sociales, ya que todo lo que se ve en ese mundo no corresponde a la realidad de muchas personas.

Sin duda, la historia de Wilkin Santana, un tapicero con más de una década de experiencia, es un verdadero ejemplo de avanzar contra todos los obstáculos, pero sobre todo de hacerlo contra todo pronóstico.