Likes, Views y el Chantajismo Digital

ElAvance | 22 enero 2025

Por Carlos Pérez Tejada

Uno de los grandes cambios que ocasionó el desarrollo tecnológico del que hoy disfrutamos es el de una sociedad cada día más horizontal. Esa jerarquía social que antes limitaba el acceso a servicios, productos y a la posibilidad de ser escuchado por una población amplia a través de medios de comunicación, se transformó gracias a la aparición de grandes productos y servicios tecnológicos como la masificación del internet, los teléfonos inteligentes y las plataformas sociales.

Hace unas décadas, era impensable que un ciudadano de a pie pudiera emitir una opinión o queja y ser escuchado más allá de su entorno inmediato. Los medios tradicionales como radio, televisión o periódicos decidían qué información era relevante para ser publicada. Sin embargo, la masificación de los teléfonos inteligentes y las plataformas sociales allanó el espacio mediático, estrechando las distancias entre medios y consumidores, y empoderando de manera nunca antes vista a los ciudadanos. Hoy, cualquier persona puede escribirle directamente a personalidades del mundo artístico, empresarial o político, sin necesidad de intermediarios.

El empoderamiento digital ha alcanzado tal magnitud que una publicación en Facebook o X puede desatar una revuelta social, provocar un caos político o contribuir a resolver una problemática. En una entrevista con The New York Times, Jeff Bezos señaló que "el bienestar del pasado es una ilusión", afirmando que la humanidad nunca había disfrutado de una mejor calidad de vida: mayor esperanza de vida, acceso ampliado a productos y servicios, y una mejora general en los indicadores de desarrollo. Aunque todavía persisten grupos marginados, los datos no mienten sobre el progreso generalizado.

No obstante, tal como explica Ray Dalio en su libro Principios para lidiar con el cambio del orden mundial: Cómo las naciones crecen y caen, las sociedades siguen ciclos de crecimiento y declive. Estas atraviesan períodos de bonanza hasta alcanzar un pico, momento en el que la complacencia y la atención a problemas banales marcan el inicio de la decadencia. Este declive suele estar vinculado a generaciones que, sin haber enfrentado las dificultades del pasado, pierden el foco en los valores fundamentales.

En 2025, podríamos decir  que aún nos encontramos en el tope de la ola, pero con una preocupante atención colectiva hacia temas insustanciales y triviales. Esto abre espacio para el caos y para actores que buscan explotar esta realidad en beneficio propio. A pesar de ello, estamos a tiempo de ralentizar el declive o, desde una perspectiva optimista, prolongar los tiempos de progreso mediante un enfoque en valores y soluciones concretas.

La sociedad dominicana no es ajena a esta dinámica. En esta nueva horizontalidad, muchos han caído en la trampa del "poder moral", sintiéndose dueños de la verdad y utilizando los espacios digitales para destilar odio, expandir conversaciones vacías y perpetuar la superficialidad. La búsqueda de likes y views ha alimentado egos, llevando a acciones desesperadas tanto entre jóvenes como adultos que buscan validación en estas métricas frías y vacías.

Lo más alarmante, sin embargo, es el chantajismo digital: individuos que se disfrazan de "figuras mediáticas" para linchar a otros en el espacio digital, muchas veces sin pruebas y sin rectificar cuando se demuestran errores. Este fenómeno pone en evidencia las fragilidades éticas y la urgencia de establecer normas y valores más sólidos.

Los likes, views y el chantajismo digital nos han mostrado nuestros colores más oscuros, pero también ofrecen una oportunidad para reflexionar y mejorar. Estamos a tiempo de construir una sociedad centrada en valores, con un uso responsable de las redes sociales y un compromiso colectivo con soluciones reales. Dejemos el pesimismo en una gaveta y trabajemos juntos para crear el futuro que deseamos para nuestras generaciones venideras.

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