La politiquería

ElAvance | 16 enero 2025

Por Welinton Grullon

La política es, indiscutiblemente, la práctica orientada a perseguir el poder o administrar el Estado. En esta búsqueda, quienes ejercen la política suelen hacer promesas de bienestar dirigidas al colectivo. Este enfoque, aunque legítimo dentro de los márgenes democráticos, debe ser abordado con responsabilidad, evitando caer en la demagogia o en el populismo que distorsiona las expectativas de la sociedad.

Históricamente, los actores políticos han empatizado con diferentes sectores para obtener la popularidad necesaria que les permita gestionar el poder. Sin embargo, hacer promesas o plantear críticas sin fundamentos reales, lejos de contribuir al desarrollo, genera inestabilidad y falsas expectativas. Una práctica irresponsable de este tipo puede afectar gravemente la gobernanza, debilitando la confianza pública en las instituciones.

Un caso reciente que refleja esta tendencia es la crítica de la oposición al aumento de 40 pesos en los peajes. Este incremento, lejos de ser abusivo como algunos lo han catalogado, está debidamente justificado y responde a la necesidad de mantener y mejorar las infraestructuras viales del país. Sin embargo, ciertos sectores de la oposición han utilizado este tema como una herramienta populista, sin ofrecer soluciones concretas o alternativas viables.

La administración del Estado requiere una visión estratégica y un manejo adecuado de los recursos públicos. Cada política o decisión debe obedecer a criterios técnicos que garanticen la sostenibilidad del país. Por ejemplo, en el caso de la inflación, República Dominicana se ha destacado por mantener estabilidad económica, siendo una de las naciones líderes en la región. Este logro ha fortalecido la confianza de los inversionistas extranjeros y ha puesto al país en una posición privilegiada a nivel internacional. No obstante, la oposición insiste en criticar esta gestión sin reconocer los avances alcanzados ni ofrecer propuestas alternativas basadas en análisis profundos.

Para la salud de la democracia, es esencial contar con una oposición sólida que ejerza un rol fiscalizador con críticas fundamentadas y constructivas. Una oposición responsable no solo cuestiona las decisiones del gobierno, sino que también plantea propuestas coherentes y alineadas con las necesidades reales de la sociedad. Sin embargo, cuando las críticas se reducen a simples declaraciones populistas o a generar contenido vacío en busca de popularidad, se pone en riesgo la estabilidad del Estado.

República Dominicana enfrenta desafíos fundamentales que demandan de un debate político serio y orientado al futuro. Es momento de que la oposición abandone posturas frívolas y se enfoque en los temas clave para el desarrollo del país. Cuestiones como la modernización de la educación, la reforma fiscal, el fortalecimiento de las instituciones y la sostenibilidad ambiental deberían ocupar el centro del debate político.

La política debe ser un espacio de propuestas reales y acciones responsables, no un escenario para la demagogia o el populismo barato. Nuestra nación necesita de actores políticos comprometidos con el bienestar colectivo y dispuestos a construir un futuro mejor, dejando a un lado la farándula y enfocándose en los verdaderos desafíos de nuestra sociedad.