Opiniones que pican y likes que descontextualizan

ElAvance | 25 noviembre 2024

Por El Siberiano

En la era del clic y el like, las palabras tienen una fragilidad que antes no conocían. Son hojas al viento en un bosque digital, susceptibles a ser arrancadas de su árbol y reubicadas en lugares ajenos a su origen. Así sucede con el liderazgo femenino y su percepción en la arena política dominicana, una discusión que ha sido viralizada y simplificada por un ecosistema mediático más preocupado por el impacto que por el contexto.

Recientemente, Gloria Reyes, figura destacada de la política nacional, hizo una afirmación que ha generado una tormenta de interpretaciones: “En el actual contexto, el liderazgo femenino no cuenta con la coyuntura favorable para ser candidata a la presidencia en República Dominicana en el año 2028”. Estas palabras, como una pieza musical sacada de su partitura, fueron reinterpretadas al gusto de quienes buscan los aplausos rápidos y las reacciones inmediatas.

La metáfora del clic es poderosa. Representa ese instante fugaz en el que una afirmación se despoja de matices y se convierte en un titular, una tendencia, un argumento en las trincheras ficticias de X. Pero también es traicionero porque condensa ideas complejas en frases reduccionistas que poco reflejan la intención original. En este caso, la declaración de Reyes se transformó en una “negación del progreso” o, según algunos, en un “retroceso en la lucha por la igualdad de género”. Pero, ¿a caso no era un análisis sobre las barreras estructurales y no una postura fatalista?.

El like, por su parte, es la palma superficial que valida el juicio del momento. Es el gesto que premia la rapidez con que alguien comparte un fragmento sin considerar el todo. Ese corazoncito que alimenta un ciclo de descontextualización, convirtiendo palabras en armas que polarizan y deforman el debate. Gloria Reyes, una mujer que ha defendido el empoderamiento femenino desde distintos escenrarios, fue etiquetada con opiniones que no le pertenecen. Pero así es el algoritmo: prefiere la emocionalidad sobre la profundidad.

Sin embargo, detengámonos a reflexionar. Lo que Reyes planteó no es una declaración derrotista, sino una señal de alarma y tiene razón. Las estructuras partidarias, los prejuicios sociales y la narrativa mediática todavía cargan con lastres que frenan el liderazgo femenino y lo vemos reflejados en los ataques hacia su persona. Pero ese análisis es menos atractivo para quienes prefieren lanzar dardos desde el teclado.

La lucha por la igualdad de género merece una discusión honesta y rigurosa, no una versión descontextualizada que sólo perpetúa las brechas. Si queremos construir un futuro donde el liderazgo femenino no solo sea viable, sino predominante, debemos resistir la tentación del clic fácil y el like vacío.

Las palabras importan, pero más importa cómo las usamos. En vez de diseminar fragmentos, volvamos a la raíz. Reconozcamos que el verdadero cambio se logra con acción y con un análisis profundo, no con un retuit impulsivo. Porque, al final, el liderazgo femenino en República Dominicana merece algo más que un clic; merece el compromiso colectivo de transformar la realidad que Gloria Reyes se atrevió a poner sobre la mesa.

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