Busca a Dios: La Luz del Mundo

ElAvance | 27 noviembre 2024

Por Eduardo Tremols Cruz

A veces, lo más sencillo y natural de la vida puede parecer lo más complicado. Pero Dios es esa luz que nos guía, nos da paz, alegría, estabilidad, salud y seguridad. Es como ese salto al vacío, como cuando alguien se tira de bungee jumping, confiando plenamente en la cuerda que lo sostiene. Así debemos confiar en Él. Saber que no tenemos que hacer nada por nuestra cuenta para estar a salvo, porque, justo cuando estamos a punto de caer, Él nos levanta y nos protege. Como dice en el evangelio de Juan 8:12: “El que me sigue no andará en oscuridad, porque tendrá la luz de la vida.”

Al comenzar nuevos proyectos en mi vida, me doy cuenta de lo pequeños que somos y de cómo dependemos de lo que algunos llaman Diosidencias, y otros prefieren llamarlo “suerte”. Al final del día, todos tenemos 24 horas, y a veces, cuando vemos todo lo que tenemos pendiente, parece imposible hacerlo todo bien. Sin embargo, cuando nos entregamos completamente a esa luz de Dios, vemos cómo las cosas fluyen con una paz y facilidad impresionantes. Es como esos clientes que compran de forma natural, sin tener que hacer una venta agresiva, o ese colaborador que aparece justo cuando más lo necesitamos, cuando sentimos que ya no podemos más con todo lo que tenemos por hacer.

En 2 Corintios 12:9, la palabra nos dice: “Mi poder se perfecciona en la debilidad.” Es en nuestra debilidad que Dios se manifiesta. Esa sensación de no poder con todo, de tener mil cosas por hacer y no saber por dónde empezar, es la oportunidad perfecta para que Él entre en acción. Nos muestra lo pequeños y limitados que somos, pero al mismo tiempo, nos enseña que necesitamos de su poder y su gracia para trascender. Y esa debilidad se convierte en fuerza cuando nos rendimos a Su voluntad. En mi vida diaria, me doy cuenta de que los resultados más sorprendentes llegan sin esfuerzo, como si todo fluyera de manera natural. En ocasiones, me siento contento con mis logros, pero al reflexionar, me doy cuenta de que no soy yo, sino Dios quien hace su obra.

A veces, lo único que necesitamos es aceptar nuestra debilidad y dar la bienvenida a esa luz que nos ofrece felicidad, paz, salud, abundancia y prosperidad. Esa luz es Dios, siempre presente, guiándonos hacia lo mejor.

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